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Archivo para noviembre, 2013

El futuro del libro

lunes, 4 de noviembre de 2013 Comments off

Por: Gustavo Páez Escobar

José Mujica, presidente de Uruguay, sobresale en el mundo de la política como modelo de pulcritud. Es la antítesis de los políticos corruptos e ineptos que hacen de la vida pública un medio para enriquecerse, cambiar de piel como los camaleones, pervertir la moral y desentenderse del servicio social.

Hace tres años fue elegido presidente de los uruguayos. Fue la suya una lucha constante y sufrida que inició medio siglo atrás, marcada por su oposición a los gobiernos de facto y por su defensa de los pobres, actitud que le valió 15 años de prisión, hasta obtener en 1985, con el retorno a la democracia, la amnistía por los delitos políticos que se imputaban a los líderes rebeldes.

Ocupó las posiciones de diputado, senador y ministro. Para acceder a ellas fue primordial su militancia en movimientos políticos que buscaban la libertad, la que se vio quebrantada por casi 12 años de dictadura, durante los cuales surgió la matrícula guerrillera que lo llevó a la clandestinidad y luego a la cárcel.

Nunca dejó de ser hombre de campo. Lo es hoy, a pesar de su ejercicio presidencial. Es descendiente de españoles que se establecieron en Uruguay hacia 1840 y se dedicaron al cultivo de viñas. Adelantó sus estudios primarios y secundarios en organismos públicos y se inició en la carrera de abogado, que abandonó al poco tiempo.

El periódico ABC de Madrid publicó en estos días un artículo en el que destaca su condición humana dotada de sencillez y humildad, que ha sido su nota característica de siempre, y que ni siquiera la ha debilitado la presidencia de su país. Y lo sitúa en la chacra que adquirió hace mucho tiempo en Rincón del Cerro, en las afueras de Montevideo, a donde se desplaza con frecuencia a departir con los vecinos en forma llana. Es un enamorado de su terruño, que comparte con su esposa, la senadora Lucía Topolansky, y una perrita sin raza llamada Manuela. Ellos constituyen el trío perfecto de la felicidad.

José Mujica mantiene bajo control las tentaciones y abusos del poder. Se jacta en proclamar que es hombre pobre y sin capital. Escrituró la chacra a su esposa, y su único patrimonio es un viejo automóvil VW Fusca avaluado en 1.945 dólares. El carro oficial que utiliza es un sencillo Chevrolet Corsa, que no permite que le sea cambiado, pues no necesita nada superior. Su único afán es servirle a su pueblo.

Del salario de 12.500 dólares que tiene asignado como presidente, solo toma el 10 por ciento, y el resto (11.250 dólares) lo aporta a fondos de bienestar social. Dice que ese dinero es suficiente para vivir con dignidad, y “me tiene que alcanzar porque hay otros uruguayos que viven con menos”. Propone que los expresidentes otorguen para la misma finalidad parte de sus cuantiosas pensiones. Desde luego, ellos –y la cofradía de presidentes de Latinoamérica y del mundo– se harán de oídos sordos a semejante pretensión. También su esposa cede para causas sociales parte de sus ingresos como senadora.

“Yo no soy pobre –afirma–, pobres son los que creen que yo soy pobre. Esa es la verdadera libertad, la austeridad, el consumir poco. La casa pequeña, para dedicar el tiempo a lo que verdaderamente disfruto. Y si tengo muchas cosas me tengo que dedicar a cuidarlas para que no me las lleven. No, con tres piecitas me alcanza. Les pasamos la escoba entre la vieja y yo, y ya, se acabó. Entonces sí tenemos tiempo para lo que realmente nos entusiasma. No somos pobres”.

Este es José Mujica, un hombre elemental, bonachón y feliz, auténtico líder de su comunidad que a los 77 años no desea otra cosa que terminar su período y regresar a Rincón del Cerro, desde donde les da ejemplo de probidad y grandeza a los mandatarios del mundo.

El Espectador, Bogotá, 2-XI-2012.

La Crónica del Quindío, Armenia, 3-XI-2012.

Eje 21, Manizales, 2-XI-2012.

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Comentarios:

Se te olvidó decir que si el presidente Mujica viviera en Colombia, hacía mucho tiempo lo tenían metido en una clínica de reposo o encerrado en Sibaté. Gardeazábal, Tuluá.

Sí. Este señor Mujica es un gran líder. Fíjense que no se necesita haber obtenido un título universitario y todos esos requerimientos para ser presidente de un país. Lo único que se necesita es una formación académica secundaria, un gran sentido de lo social, un gran sentido de la lógica simple y buenas bases de ética y moral. Uruguay, en medio de esta crisis económica que empezó en octubre del 2008, causada por 13 torcidos americanos a quienes no les han hecho nada judicialmente, hoy por hoy muestra un crecimiento económico cercano al 8% anual y un desempleo por debajo del 5%. sincorruptos (correo a ElEspectador.com).

Lo que usted propone es la solución perfecta para los problemas de Colombia. La corrupción nace de la ambición desmedida de quienes ostentan los altos cargos públicos, pues su nefasto ejemplo se extiende hacia todos los servidores públicos, quienes actúan bajo esta premisa: «Si él roba mucho, por qué no puedo robar yo mi parte». Esa corrupción permea la principal función del Estado que es la de asegurar la aplicación de la justicia. La corrupción agota los recursos antes de que estos alcancen el objeto para el que han sido destinados, y eso genera descontento y violencia. Toffler (correo a ElEspectador.com).

Creo que es muy difícil encontrar otro presidente o expresidente que se aparte de las  ambiciones económicas. El caso del presidente Mujica es una perla rara, no solo en el continente, en el mundo entero. No es sino conocer los manejos de esos presidentes africanos, solo corrupción, otro Mandela será casi imposible de ver. Yo viví en Argentina en 2006, y allí hasta los taxistas estaban empapados de los acontecimientos cotidianos. Leo La Nación y Clarín, leo El País de España, y uno se asusta cuando conoce acerca de las decisiones que toman muchos mandatarios para esconder sus utilidades, sus negociados. Amparo E. López, colombiana residente en Estados Unidos.

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El ping-pong de la salud

lunes, 4 de noviembre de 2013 Comments off

Por. Gustavo Páez Escobar

Vladdo publica en Semana, dentro del ámbito de un confesionario, la caricatura que lleva por título Sentencia anticipada, donde sucede la siguiente conversación:

–¿Qué te hace pensar, hijo, que no tienes salvación?

–Es que tengo cita en una EPS.

Esta parodia dibuja el ambiente que se vive en los organismos de salud pública del país. El más reciente suceso es el ocurrido a José Ángel Chíquiza, quien el pasado 16 de octubre murió en una EPS de Bogotá (Comfacundi: Caja de Compensación Familiar de Cundinamarca), por falta de atención médica a la dolencia crónica que padecía. El paciente pertenecía a la EPS Salud Cóndor, la que, debido a graves negligencias, entró en liquidación. Sus cerca de 370.000 afiliados quedaron en el limbo, ya que el traslado a otras EPS sufrió serios trastornos.

Chíquiza se presentó a la nueva entidad (Comfacundi) para solicitar la autorización de la diálisis que debían practicarle al día siguiente, la que se le venía prestando tres veces a la semana. Esta vez no lo atendieron por no aparecer su nombre en la base de datos. Y lo citaron para el viernes siguiente. Al presentarse el viernes, volvieron a diferírsela para el martes siguiente, pues su nombre seguía ausente de los registros. No valió que presentara el carné y otros papeles, ni que expusiera la gravedad de su caso. Era como si les hablara a las paredes, en medio del caos que allí reinaba, y sobre todo de la indolencia con que lo trataban.

El nuevo martes, a las cinco de la mañana, un amigo suyo hizo fila en Comfacundi, disputándose el turno con muchísima gente, y cuando al fin logró que lo oyeran para  implorar la nueva cita, le dijeron que debía venir con el paciente. Esto era inaudito, inhumano, incomprensible. Nadie entendió que el enfermo era diabético, estaba grave y vivía en Bosa. Para los insensibles administradores de la salud solo valían los sellos, los trámites sin sentido, ¡la inefable base de datos!

Así fue como dejaron morir a José Ángel Chíquiza en una silla donde buscaba con desespero, con la última esperanza de vida, obtener el turno para que le aplicaran la diálisis que le negaron, una y otra vez, los obtusos agentes de la salud que carecen del más mínimo sentido humano y que a nombre de la entidad –tan insensible e inoperante como ellos– son capaces de cometer los mayores actos de crueldad.

Ya muerto este sencillo y digno ciudadano del montón, enfermo de insuficiencia renal desde 15 años antes, viene el juego de ping-pong que en este país de las monstruosas inequidades, y de las iniquidades sin cuento, suele seguir a los desastres, a las deficiencias públicas, a la persistente atmósfera de corrupción, impunidad y olvido.

La Defensoría del Pueblo anuncia una investigación penal contra la Secretaría de Salud del Distrito y contra Comfacundi por homicidio culposo; la Secretaría de Salud culpa a la EPS; esta le tira la bola a Salud Cóndor por no enviarle la historia clínica; la Superintendencia de Salud dice que podría cerrar la EPS si se comprueba negligencia en la atención del paciente; los empleados se culpan unos a otros… Mientras tanto, ¿al muerto quién lo resucita?

El campo de la salud parece irredimible. No ha llegado el Presidente que sea capaz de salvarlo. Lean esto: en el proyecto de reforma tributaria se contempla subir del 10 al 16 por ciento el IVA para la medicina prepagada, como  castigo para la inmensa cantidad de colombianos que han tenido que contratar el servicio particular ante la ineficiencia de las EPS a que tienen derecho. Es decir, pagan el doble o más de lo corriente ante la falla del Estado, y aun así se les anuncia un nuevo tributo. Esta es Colombia: el tercer país más inequitativo del mundo. Solo nos ganan Angola y Haití.

El Espectador, Bogotá, 26-X-2012.
La Crónica del Quindío, Armenia, 27-X-2012.
Eje 21, Manizales, 27-X-2012.

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Comentarios:

Esos casos tan lamentables ocurren con mucha frecuencia; los presentan en los noticieros de televisión, se anuncian las famosas «investigaciones exhaustivas» y… no pasa nada. Todo sigue igual o peor. Como usted bien lo anota, no hay presidente que se atreva a resolver esta situación. Dios nos proteja de una enfermedad grave que nos obligue a depender, en forma permanente, de esas entidades. La reforma total del sistema de salud, en Colombia, es una necesidad apremiante. Gustavo Valencia García, Armenia.

Me gustaría que usted y otros columnistas se encargaran de hacerle llegar al presidente Santos esta conclusión: la próstata de Juan Manuel Santos es privilegiada y el paciente está más sano que nunca. La próstata de Angelino Garzón seguirá el mismo camino. Pero ya en tierra, llegamos al caso del señor Chíquiza que representa a los millones y millones de ciudadanos de a pie que no tienen la ‘palanca’ necesaria para que su salud sea un derecho. agualongo (correo a El Espectador).

Tratar de buscar una cita, un horror. Si se la dan, peor, pierde usted todo un día, y si tiene remisiones posteriores, ni hablar. Ya adentro, la mitad de los 15 minutos es para llenar papeles, salir con hojas de exámenes no confiables, hechos con reactivos dudosos (incluso las mismas citologías, de las cuales se dice que ni la mitad son confiables), y donde seguramente le recomendarán que adelgace, se desestrese, o se tome las pastillas de siempre… ¡y listo! ¿Salud? ¡Ja, ja! Suesse (correo a El Espectador).

Pasaporte al infierno

lunes, 4 de noviembre de 2013 Comments off

Por: Gustavo Páez Escobar

Lady Johanna Bárcenas Alzate nació en Pasto hace 27 años. Trasladada la familia a Cali, allí terminó el bachillerato. Vivía en una casa modesta del barrio Nápoles con su mamá y su hija, a quien tuvo a la edad de 15 años y sufría el síndrome de Down.

Ellas tres eran las integrantes de la familia y sufrían una difícil situación económica. Al no contar con la presencia del jefe del hogar, a Lady Johanna le tocó hacer el oficio del hombre, aunque de manera precaria, ya que no estaba preparada para ejercer una posición rentable. Con el tiempo se volvió vendedora de perfumes, oficio que aunque le dejaba algún rendimiento, no le proveía una subsistencia digna. En esta actividad conoció la miseria de las calles y sufrió hambres y tristezas.

Un día apareció con la noticia de que viajaba a China a traer mercancías. Lo cual parecía razonable. Esto fue en proximidades de la Semana Santa. No suministró mayores datos, pero se mostró optimista con el plan que traía entre manos. Dejó traslucir que ganaría buen dinero, ya que los productos chinos tenían mucha demanda y le permitían obtener buenas utilidades.

Lejos estaba Ana, su madre, de sospechar que su hija se había metido en negocios oscuros. A paso lento y cercada por las necesidades, la vendedora de perfumes había llegado a la mafia de las drogas. Esta se encargaba de entrevistar a mujeres que como ella, bajo el apremio económico y la ilusión de ganarse una buena cantidad de dinero, aceptaban cargar en sus cuerpos pequeñas remesas de cocaína y otras sustancias ilícitas. Así, ingresó a la triste condición de “mula”, halagada por el ofrecimiento de treinta millones de pesos que le hizo un ciudadano español, miembro de ‘Los Comba’, por transportar dos kilos de coca a China.

Él le garantizó que esa actividad era segura. Mientras tanto, la mujer repasaba su penuria, con una hija enferma y con necesidades agobiantes que no lograba atender.  Y aceptó el papel de “mula”. Creyó que también ella, como otras que realizaban el mismo oficio, “coronaría” cada viaje con los jugosos pesos que le reportaría su labor.

Como primer paso, adquirió ropa interior dos tallas más grandes que las que usaba. Los miembros de la organización la asesoraron en el trámite del pasaporte y los otros requisitos del viaje. En Sao Paulo (Brasil) recibió unos pantis llenos de coca, la que no sería detectada debido a su recubrimiento con látex, según se lo explicó la persona que la contactó. Ella no entendía nada de eso, pero estaba tranquila. Y feliz por poder solucionar por ese medio sus ahogos económicos.

En China vino a abrir los ojos a la realidad, cuando la Policía sospechó que algo encubría, debido al poco equipaje que llevaba y a la insuficiencia de los 1.000 dólares que portaba para pagar la estadía de diez días en lujoso hotel cuya tarifa era de 325 dólares diarios. Una agente intuyó que cargaba droga y le ordenó quitarse el abrigo, lo que puso al descubierto los dos kilos de coca camuflada en su ropa íntima.

Llevada a la cárcel, argumentó que le llevaba un millón de pesos al dueño de la remesa. Esto le evitó la pena de muerte, pero fue condenada a cadena perpetua. En China el tráfico de narcóticos se castiga con medidas muy rígidas. Otras 67 colombianas estaban presas por el mismo delito. De ellas, varias serían ejecutadas, otras estaban sentenciadas a cadena perpetua  y las demás pagarían cárcel entre 15 y 25 años.

Así terminó Lady Johanna su sueño y arruinó su existencia. Ojalá este caso dramático sirva para alertar a otras mujeres ingenuas que al igual que ella se dejan sugestionar por los espejismos de los paraísos artificiales y caen en los precipicios de la fatalidad.

El Espectador, Bogotá, 19-X-2012.
La Crónica del Quindío, Armenia, 20-X-2012.
Eje 21, Manizales, 2º-X-2012.
Aristos Internacional, n.° 33, Alicante (España), julio/2020.

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Comentarios:

Es triste, es lastimoso, no por ella sino por su madre y su hija. Ella sabía lo que estaba haciendo y seguramente hizo caso omiso a los letreros que hay en los aeropuertos de entrada que advierten que el narcotráfico se castiga con la pena de muerte. Y pregunto: ¿por qué no implantamos estas leyes en Colombia? Si tanto nos preocupamos y queremos a nuestros hijos y nietos, sería la única forma de salvarlos. gato07 (correo a La Crónica del Quindío).

Esta no es la tragedia de unas pocas mujeres o personas, es la aberrante situación que genera la sociedad de esta republiqueta, la tercera más inequitativa del mundo, un sistema socioeconómico excluyente que condena a sus gentes humildes a la precariedad, al rebusque como forma de vida, a la informalidad laboral que impide acumulación de dignidad, de perspectivas y expectativas de vida, de ahorros para poder cimentar el futuro. Estetoscopio (correo a El Espectador).

Lástima que muchos quieran perder la ingenuidad a cambio de vivir en la desgracia. Sí, perder la ingenuidad por medios coercitivos, manipulaciones, ambiciones y  demás: no ven, ni oyen, ni entienden las experiencias cotidianas, los pedidos del periodismo sano, los llamados de las autoridades, las sabidurías populares, como aquella: «de eso tan bueno no dan tanto». heliodoro escudero (correo a El Espectador.

Es por culpa de esta clase de personas que los colombianos estamos estigmatizados y en muchas ocasiones es una vergüenza presentar nuestro pasaporte en algunos aeropuertos del mundo. Yo ya he sido molestado no solo en aeropuertos internacionales sino igualmente al llegar y salir de Bogotá. He tenido que someterme a interrogatorios y a requisas que han lastimado mi ego. Álvaro León Pérez Franco, colombiano residente en París.

Con inmensa tristeza leí este artículo. Sobre todo porque mis ancestros son de tierra pastusa. Simplemente consideré esta tragedia como familiar. Sería interminable la lista de presos, tanto mujeres como hombres,  por tráfico de drogas en todas las cárceles del mundo. Es muy fácil juzgar, pero nadie sabe con la sed que otro vive. Yo imagino a Lady Johanna en una cárcel de China, completamente aislada, sin entender nada y con una tristeza que parte el alma, pensando en la familia. ¡Dios mío, Dios  mío! ¿Por qué suceden estas cosas? A veces no hay respuestas para tragedias tan devastadoras para un ser humano. Luis Quijano, Houston (USA).

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Andrea Marcela

lunes, 4 de noviembre de 2013 Comments off

Por: Gustavo Páez Escobar

Andrea Marcela salió de su casa a las 8:30 de la mañana. Iba a efectuar una llamada telefónica. Y no regresó. Tenía 12 años y era muy querida en el barrio El Milagro, de Tunja, donde residía.

Desde que el primero de octubre se supo su desaparición, las autoridades iniciaron su búsqueda en Tunja y en los municipios cercanos. Nadie dio razón de ella, y el caso se convirtió en un misterio. Una llamada a la Policía, seis días después, permitió localizar su cadáver, con signos de tortura, a un lado de la vía que conduce de Tunja a Villa de Leiva, en el lugar que por cruel ironía lleva el nombre de La curva del muerto.

Dantesco cuadro este de encontrar a la niña quemada y atacada por los perros. Muy poco quedaba de ella. Con solo pensar en esta escena, se obnubila la mente para admitir que semejante acto de salvajismo lo pueda cometer un ser humano. El ánimo se exaspera frente a este crimen horrendo. La persona que lo ejecutó no puede ser sino un monstruo que se arrastra por las cloacas de la degradación moral.

Ese tal –bestia o demonio–, que debió de consentir la idea con instinto abyecto y mente criminal, no merece sitio en el mundo. Es posible que la tendencia sádica se le haya incubado en el alma desde el propio hogar, que no supo inculcarle principios. Y es preciso reflexionar sobre la falta de valores que existe en el mundo y proviene de la deformación de la familia, de donde salen seres desadaptados y rebeldes que mañana pueden ser sicópatas u homicidas.

Las pruebas iniciales practicadas en los residuos corporales de Andrea Marcela no permitieron hallar signos de abuso sexual. Esto no descarta la posibilidad de esa atrocidad ejecutada en una niña de 12 años, a quien le fue sellada la sonrisa en pleno despertar de la ilusión. Conturbados y movidos por la indignación, 8.000 estudiantes marcharon por las calles de Tunja en protesta por el atropello y en solicitud de justicia.

Coincide este hecho con la celebración, este 11 de octubre, del Día Internacional de la Niña, declarado por primera vez por Naciones Unidas para llamar la atención sobre los maltratos, discriminación, violencia y abusos sexuales que se cometen contra las niñas en el orbe entero.

En Colombia, estremecen estos datos: de los 22.597 exámenes por presunto delito sexual practicados por Medicina Legal en el 2011, el 80 por ciento (18.077) correspondió a niñas; en el mismo año fueron asesinadas 214 niñas menores de 18 años; 458.947 niñas entre los 5 y los 16 años no reciben educación escolar; es alarmante el número de niñas que reclutan las guerrillas para violarlas y hacerlas esclavas sexuales.

En Mariquita, el pasado 18 de septiembre, Brillith Lorena González, de 14 años, que había recibido grandes traumas en su casa, apareció de repente armada con un revólver en la cancha de básquet del instituto donde estudiaba, y se suicidó en presencia de los profesores y los alumnos. El germen suicida lo llevaba incrustado en la mente desde mucho tiempo atrás: varias veces había llegado a su casa con pistolas de juguete, y un día se cortó los brazos con una cuchilla de afeitar.

Andrea Marcela fue sepultada en Soracá, municipio aledaño a Tunja. Su tragedia consterna a la sociedad boyacense. Sentimos vergüenza y pena por semejante ultraje a la inocencia y al derecho de ser niña. Esta mártir muestra el rostro –en pleno Día Internacional de la Niña– de la violencia que se ejerce contra ellas. Con el correr de los días, su caso pasará al olvido. Permanecerá, eso sí, una cruz en el solitario cementerio que se levanta al cielo pidiendo clemencia por la niñez desamparada. Por la niñez carente de afectos, de ilusiones y de horizontes de vida.

El Espectador, Bogotá, 12-X-2012.
Eje 21, Manizales, 12-X-2012.
La Crónica del Quindío, Armenia, 13-X-2012.

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Comentarios:

La verdad, uno no quiere empezar el día con este tipo de lectura. Pero tampoco podemos ocultar la penosa enfermedad que está corroyendo poco a poco a nuestra sociedad no solo en Colombia sino alrededor del mundo: una total degradación de valores morales y espirituales en todo sentido. Cada vez es más el abuso de todo tipo contra criaturas y mujeres indefensas, en todas partes: hogar, escuelas, trabajo… ¿Qué sacamos con tanto adelanto tecnológico, con tantos logros deportivos, con tantos éxitos comerciales, si nuestra sociedad está mentalmente podrida en su esencia? Menos mal que usted no comentó sobre el abuso de la guerrilla contra criaturas impúberes sometidas a crueles vejámenes con coerción y a la fuerza. Nos estamos carcomiendo moralmente de a poquitos. Luis  Quijano, colombiano residente en Houston.

Gracias por hablar por nosotros. Un tema tan doloroso suele ser  ignorado en las columnas de opinión. El asesinato de una niña boyacense me duele porque las siento de la familia. Gloria Romero.

Y en Estados Unidos conmociona el suicidio de Amanda Todd, una hermosa adolescente de 14 años que no soportó más el «bullying». El video en el que anuncia su decisión de quitarse la vida y los motivos que a ello la llevaron, parten el alma. Patecaucho Cibernético (correo a ElEspectador.com).

Gracias por escribir esta columna. Las niñas merecen atención y desvelo. Muchas son convertidas en madres de sus hermanitos porque los padres trabajan y se les dan responsabilidades que no les corresponden. Gracias de nuevo por fijarse en este tema y continúe informando sobre el caso para que no se olvide y se haga justicia. Cecilia Zárate (correo a ElEspecgador.com).

Los goles de la mafia

lunes, 4 de noviembre de 2013 Comments off

Por: Gustavo Páez Escobar

El anuncio de Felipe Gaitán, presidente de Millonarios, de devolver por lo menos dos de las estrellas ganadas por su equipo, revive el capítulo de la corrupción que vivió el deporte colombiano en los años ochenta del siglo pasado.

Orestes Sangiovanni, presidente del América, dice que esa idea es antijurídica. Por lo tanto, su organización no devolverá ningún título. Ramón Jesurún, presidente de la División Mayor del Fútbol Colombiano, aplaude la iniciativa de Gaitán, aunque reconoce que ese acto no está contemplado en ningún estatuto del fútbol.

Esto no lo ignora el presidente de Millonarios, pero su decisión va más allá de la letra de los estatutos: consiste en lanzar un mensaje moral para que la actividad deportiva no vuelva a tener las manchas que mostró en el pasado, cuando los narcotraficantes se apoderaron de los deportes como medio para lavar sus dólares sucios. Por aquellos días, Novarro, arquero argentino, denunció la infiltración de la mafia en el fútbol colombiano.

Esa época bochornosa fue denunciada por el periodista Fabio Castillo, jefe del equipo investigativo de El Espectador, en su libro Los jinetes de la cocaína (1987), un año después del asesinato de Guillermo Cano. Se trata de un documento valiente y estremecedor que bien vale la pena repasar en los tiempos actuales.

Señala Castillo que todos los organismos del deporte, incluso Coldeportes, estaban permeados por la mafia. Se acostumbraron a convivir con ella. Ninguno protestó, porque era más cómodo disfrutar del dinero fácil. Ese era el estilo del país. Hasta tal punto llegó la desfachatez, que Hernán Botero Moreno, principal accionista del Atlético Nacional, aparece en una foto exhibiendo un puñado de dólares ante el árbitro, durante un partido en el que su equipo fue derrotado. Botero, dueño entonces del Hotel Nutibara, poseía una firma importadora de éter al servicio del narcotráfico.

A esa época corresponde el episodio conocido como la “maleta de Fonseca”, donde se transportaron 250 mil dólares enviados por los hermanos Rodríguez Orejuela, propietarios del Club América (y vinculados al tráfico de cocaína desde 1975), para comprar el resultado de un partido de la Copa Libertadores de América. El alcalde de Bogotá, Diego Pardo Koppel, que había sido presidente de la División Mayor del Fútbol Colombiano, se retiró de la Alcaldía al conocerse su declaración en una corte de Nueva York en contra de las autoridades del país, que reclamaban ese dinero extraviado en la célebre maleta.

El Club Deportivo Los Millonarios fue controlado en la etapa inicial por Édmer (o Hermes) Tamayo, a quien se señala como propietario de un cargamento de 2.000 kilos de cocaína capturado en 1982. Después ingresó Gonzalo Rodríguez Gacha, El Mejicano, como accionista mayor del equipo, quien pertenecía al Cartel de Medellín y era un terrible narcotraficante de aquella nefasta época. El Independiente Santa Fe estuvo bajo el control inicial del Grupo Inverca, de Fernando Carrillo, dueño de una cadena de droguerías que distribuían insumos para el refinamiento de la coca.

Parecidas historias tuvieron el Deportivo Independiente de Medellín, el Deportes Tolima, el Deportivo Pereira, el Unión Magdalena y el Deportes Quindío. Ningún equipo se salvaba del zarpazo de los capos prepotentes, cuyo poder llegaba además al boxeo, el automovilismo, el ciclismo, la hípica y los toros.

Mayores goles de inmoralidad no pudieron meterle al país los narcotraficantes. Esta sombra tétrica es la que lleva a Felipe Gaitán a lanzar para las nuevas generaciones una advertencia depuradora.

El Espectador, Bogotá, 5-X-2012.
Eje 21, Manizales, 5-X-2012.
La Crónica del Quindío, Armenia, 6-X-2012.

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Comentarios:

Los caldenses nos jactamos de que el Once Caldas nunca ha recibido ese tipo de ayuda ilegal, y eso parece demostrarse con sus famosas crisis económicas que lo llevaron a tener que cambiar de nombre según la firma que lo sacaba de la olla; recuerdo al Varta, al Cristal Caldas y al Once Philips (era tan malo en esa época que la gente lo llamaba el Onsífilis). El respiro económico lo recibió cuando le metió al Real Madrid a Edwin Congo, que en su época costó 5 millones de dólares y que resultó ser tremendo cañengo. Pablo Mejía Arango, Manizales.

Mi punto de vista sobre la inane voluntad de devolver estrellas es que sería un acto apenas simbólico y sin trascendencia alguna (un saludo a la bandera, como hoy dicen). Mientras la droga tenga la demanda que tiene en Estados Unidos y en Europa, especialmente, solo podrá ser  controlada mediante su legalización. En algunos países de Europa cortaban los labios de los fumadores de tabaco. Recuérdese la violencia que generó en Estados Unidos la famosa ley seca, sobre el consumo de licores. Gustavo Valencia García, Armenia.

El acto moralmente correcto no es castigar a los jugadores o a los hinchas, sino poner en la superficie de qué manera el narcotráfico, con nombres propios, infiltró el fútbol y otras áreas de la vida pública. Este ya no sería un simple mensaje moral sino una acción concreta. No estaría de más que el columnista escribiera sobre la financiación actual del Envigado F.C. Xavierten (correo a El Espectador).

Pienso que el gesto del presidente de Millonarios ni quita ni pone a una oprobiosa y dolorosa realidad que vivió el país. Hubiera sido bueno hace 25 años, ya no. Igualmente tendría el América que devolver sus 5 estrellas, Nacional la Copa Libertadores, Colombia la clasificación al mundial del 90, Samper la presidencia, es decir, toda una serie de hechos que demostraron la doble moral y el cinismo de un país y sus dirigentes amangualados cómodamente con el narcotráfico. domingos da guía (correo a El Espectador).

Hoy, muchos años después, sigue siendo un deporte sangriento, violento, decadente y antisocial, por lo que promueve: violencia, irrespeto, antivalores. En sus graderías se encuentran pandillas, vándalos, delincuentes con sus cuerpos tatuados y totalmente drogados matando y muriendo por unos equipos que parecen principiantes. antonioruizvelez (correo a La Crónica del Quindío).