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Más sobre fraudes bancarios

martes, 28 de julio de 2015

Por: Gustavo Páez Escobar

Comenté en mi columna anterior el caso de la demanda instaurada en el Juzgado Civil del Circuito de Descongestión Armenia por Claudia Rosalba Bermúdez Ceballos contra Bancolombia, por la defraudación en más de 20 millones de pesos de que fue víctima hace 8 años, negocio donde actuó como apoderado Luis Alberto Restrepo Gómez, que obtuvo la condena de la entidad financiera como responsable del fraude. Este hecho es excepcional y como tal merece destacarse.  

A raíz de dicha columna, varios lectores se han referido a la ola de inseguridad bancaria que se vive en el país y que afecta, no a las entidades financieras, que nunca pierden, sino a los clientes que les confían sus dineros. Las razones  dadas por ellas resultan imposibles de rebatir por los cuentahabientes, y mientras tanto, este tipo de impunidad (vivimos en el país de las impunidades) se ha convertido en verdadero lastre para el público y para la seriedad bancaria.

Nadie ignora la existencia de bandas especializadas en la clonación de tarjetas y en la ejecución de otros sofisticados sistemas para cometer dichos ilícitos. Los bancos, en lugar de contratar pólizas suficientes para asegurar estos riesgos, se salen por la tangente y atropellan a la clientela. ¿Por qué el Gobierno no les impone esta obligación? Además, falta aquí la presencia del órgano legislativo. Por eso, mucha gente se abstiene de llevar sus dineros a la banca.

Véase esta noticia que da El Tiempo en su edición del 20 de este mes: “La Dijín desarticuló una red de piratas informáticos señalados de robar más de 10.000 millones de pesos en bancos. Los capturados, según la Dijín, se apoderaban de claves de cuentas bancarias para hurtar el dinero a través de internet. Unas 14.200 personas fueron víctimas de la banda”.

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Y estos son algunos comentarios de lectores de mi columna:

Los bancos se basan en las cláusulas de letra menuda que redactan abogados para darles patente de corso a los ladrones. He tenido cuentas de ahorro en el Perú, Venezuela y Panamá. En uno de ellos me hicieron transferencia fraudulenta y el banco salió en defensa mía, del cliente. En los tres países he dejado depósitos quietos por más de un año y en todos encuentro mi dinero ¡con intereses! Acá en Colombia dejé quieto en un banco 1 millón de pesos y al año encontré la mitad. Anticlientelistascorruptos (correo a El Espectador.com).

Me robaron dos millones y medio en cinco retiros con tarjeta de Davivienda, aquí en Cali, avenida 8 norte. Me mostraron las fotos del que miraba la clave. Uno no entiende por qué las fotos de esta gente no aparecen en todos los cajeros para alertar a los usuarios. Estuve en el banco, y la subgerente alega que yo no alerté la posible clonación. Perdí el año… Cartas al defensor bancario y Superintendencia… No prosperó el reclamo… Carlos Abdul (correo a El Espectador.com).  

Esa es la prueba, una vez más, del error de tener dinero en los bancos y del error de tener tarjetas de crédito. Los delincuentes (muchos de los cuales están dentro de los mismos bancos) han desarrollado técnicas muy sofisticadas para desfalcar las cuentas. Los delincuentes van adelante de las tecnologías de seguridad de los bancos porque la utilidad para ellos es infinita mientras que para el banco la seguridad es un gasto. Alvaroisaza (El Espectador.com).

Estados Unidos tiene 250 millones de habitantes. Colombia tiene 40 millones. Hay mucho más fraude bancario en Colombia que en Estados Unidos. ¿Por  qué? Porque en Estados Unidos el banco tiene toda la responsabilidad, y el cliente tiene cero responsabilidad. Lira (correo a El Espectador.com).

La banca colombiana, modelo de usura impune en el mundo, se vanagloria cada 6 meses de las estrambóticas ganancias que su modelo significa. Los casos enumerados por el columnista no son la excepción, sino la regla. Ese embeleco llamado defensoría del cliente es menos efectivo que la comisión de absoluciones del Congreso. Comentandoj (correo a El Espectador.com).

La injusticia en Colombia es en todos los ámbitos. Es aterrador leer a diario los periódicos nacionales y regionales y conocer cada día casos de injusticia contra las personas de bien. En muchos países extranjeros, los bancos suscriben seguros para proteger al cliente en caso de fraudes. Álvaro Pérez Franco, París.

Efectivamente, la indolencia es general ante los usuarios bancarios. Tengo un problema similar con el Banco de Bogotá. Enrique Jaramillo.

Su columna de hoy la compartí por Facebook, junto con una carta que le envié al supuesto Defensor del Consumidor Financiero, i.e., defensor de Bancolombia. Fui víctima de un fraude. Como les he dicho a los señores de Bancolombia, puedo perder los fondos que me saquearon, pero la pelea la daré porque es repugnante la forma como actúan. José Joaquín Gori Cabrera, Bogotá.

Conclusión: Los hechos hablan por sí solos. Mientras tanto, los bancos que evaden su responsabilidad y de esa manera deslustran el buen nombre del sistema bancario colombiano se han vuelto olímpicos y escapistas. Por desgracia, ese es el común denominador de la banca por falta de control oficial.

 El Espectador, Bogotá, 24-VII-2015.
Eje 21, Manizales, 24-VII-2015.

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Comentarios:

Soy pensionado y tenía la cuenta en el BBVA, sólo para recibir la exigua pensión. Retiraba la pensión el 1.° de cada mes, o sea que los demás días la cuenta estaba en cero. Pues me robaron mi mesada y el banco abrió una investigación. Me preguntaron si tenía sirvienta, mandaderos, etc., y dije que no y que la clave la tenía en mi cabeza, o sea que los ladrones están en el banco. Al final me pagaron. Cambié de banco y ahora, con un talonario, hago cola de más de una hora para cobrar. Marmota Perezosa (correo a El Espectador.com).

Es el Estado colombiano el culpable. Tengo sendas cuentas de ahorros en el BBVA de Colombia y en el de España, y la diferencia en el tratamiento es abismal. Nadie por aquí deja de aterrarse porque se cobren comisiones por consignaciones que se hacen en una ciudad distinta a la que se tiene la cuenta. Puede que hace muchos años se justificara, pero no ahora con Internet y todos los adelantos en comunicaciones. Locomercurio (correo a El Espectador.com).

Yo no sé qué pasa en este país, pero todo está hecho para «fregar» al ciudadano honrado y «facilitar» el accionar de lo ilegal, del hampa (incluyendo la de cuello blanco) y la corrupción. Esto ya va tocando límites insoportables. Eduardo Lozano Torres, Bogotá.

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