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El legado de Jorge Consuegra

miércoles, 25 de mayo de 2016

Por: Gustavo Páez Escobar

“Yo derroté la leucemia y volviendo a ser un volcán en erupción en esta profesión que me fascina, el periodismo, y esperando con ansias regresar a las aulas de clases para enseñar un poco más el oficio más hermoso del mundo…” Esto era lo que decía Jorge Consuegra en valerosa crónica de noviembre de 2013, cuando el médico le informó que el mal estaba extinguido tras las intensas jornadas de quimioterapia.

Dos años y medio después, este 20 de mayo, la leucemia, agazapada en su sangre como un monstruo traicionero e imparable, dio al traste con esta vida promisoria que, a los sesenta y seis años, aún le quedaba mucho por ejecutar en pro de la cultura nacional. Sin embargo, el legado que deja como gestor cultural, periodista, escritor y profesor es de vasto alcance.

Desde los catorce años ya era un apasionado por la lectura y la escritura. Puede decirse que nació entre los libros, y a ellos dedicó todas sus complacencias. Llegado de Bucaramanga, bien pronto se vinculó a La República, para pasar luego por Cromos, El Espectador, El Tiempo, Arcadia, Caracol Radio y otros espacios, donde sentó su cátedra del bien decir y el bien pensar.

Se volvió una referencia nacional. Decir Jorge Consuegra era lo mismo que decir cultura. Portaba consigo una rara marca que lo hacía distinguir como el gran maestro de las juventudes y el amigo irrestricto de los escritores, fueran estos de reciente inicio o de larga travesía. Su misión era impulsar la vida del libro, extrayendo de él todo el bagaje y toda la sabiduría que proporcionan los textos bien digeridos, como manjar inmejorable del espíritu.

Promovía debates sustanciosos por la radio y la televisión, y siempre aparecía, no como el maestro solemne y regañón que todo lo sabe y todo lo pontifica, sino como el sencillo orientador de teorías y enseñanzas comprensibles y benéficas. Pocos como él tan erudito en literatura latinoamericana, para quien no se escapaba ninguna novedad editorial y sabía disertar sobre todos los temas.

Desde Libros & Letras cubría el vasto mundo de la cultura colombiana. Como su pasión era leer y transmitir conocimientos, hacía de esta cátedra la mejor escuela de la ciencia y el aprendizaje. Bajo su labor como profesor universitario se levantaron muchas vocaciones que más tarde fulgurarían en el panorama de la cultura y la creación literaria.

Sorprendente entrega la suya al mundo fantástico de las letras. La lectura no solo era para él una entretención, sino una pasión y una obsesión. De la misma manera, la inculcaba entre sus discípulos. Tanta era su devoción por esta disciplina, que instauró el espacio televisivo Ventana al Libro, de entrañable recordación en estos momentos en que ha cesado su viaje terrenal y se acrecienta su nombre como paradigma de los mejores valores del país, en tiempos tan ligeros y frívolos como los que se viven en la actualidad.

Jorge Consuegra no solo amaba los libros, sino que enseñó a amarlos. Ojalá no se olvide la lección.

KIENYKE, Bogotá, 22-V-2016

Comentarios

Qué punto tan importante ha resaltado el artículo. Justamente es el legado lo que no se puede perder. Este artículo tan preciso sobre mi querido maestro habla sobre su labor docente. Puedo decir que amaba a sus estudiantes y en vez de sentar cátedra hacía que la gente pensara, se cuestionara, analizara y denunciara. Trató de crear conciencia en un país donde eso es lo que precisamente falta. Colombia Páez, Miami.

Lástima por nosotros, perdimos a un gran gestor y crítico literario. José Nodier Solórzano Castaño, Armenia.
Nos conmueve el final de la vida de estos hombres dedicados a la cultura. La muerte implacable y dolorosa no perdona. Inés Blanco, Bogotá.

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