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La Crónica en Bogotá

jueves, 15 de diciembre de 2011

Por: Gustavo Páez Escobar

Serias dificultades tuvo que sor­tear La Crónica hasta lograr, como ocurre hoy, su circulación oportuna en la capital del país. No pocas veces comenté con los directivos del periódico las fallas que en tal sentido se presentaban, y que ellos hacían todo lo posible por remediar. Muy rara vez, en los inicios del periódico,  publicación, el diario llegaba el mismo día al lector de la capital. Por lo general se entregaban números atrasados, que ni siquiera venían completos.

Hoy el sistema de reparto hace po­sible que La Crónica se lea el mismo día de su edición. Un diario atrasado, como sucede con el pan viejo, no sabe bueno.  Por eso se habla, como una fortuna, del pan nuestro de cada día. La noticia tiene que ser inmediata; al día siguiente ya está desplazada por otra noticia. La colonia quindiana en Bogotá ha apreciado este avance significativo y celebra, como he tenido oportunidad de escucharlo en boca de varios amigos, que los aires de la tie­rra cafetera lleguen frescos en las pri­meras horas de cada día.

La presencia constante del Quindío en la capital del país, lograda a través de su periódico insignia, crea lazos de afecto y solidaridad en quie­nes queremos la tierra quindiana, y en mi caso la sentimos como propia. Es como si viviéramos en el propio escenario de los sucesos. El diario nos cuenta al instante lo que allí ocurre. Nos muestra las imáge­nes de la vida comarcana, con sus triunfos, fracasos y luchas cotidianas. Nos presenta, en sus editoriales, columnas de opinión y espacios noticio­sos, la realidad de los sucesos. Enhorabuena a quienes cum­plen la noble labor de informar y orien­tar a la opinión pública.

Es un lujo que el departamento cuente con un diario serio, bien es­crito y en continuo plan de supera­ción. El progreso se manifiesta, como atrás se dijo, en la eficiencia con que circula hoy el periódico en esta capi­tal, como sin duda sucederá en otras ciudades del país. Del escaso paginaje con que arrancó el diario se ha salta­do a un tamaño notable, y por otra parte las ediciones son cada vez más pulcras y de mayor enjundia.

Antes no circulaba los domingos, y ahora se lanzan en esos días las ediciones más esmeradas de la sema­na, con énfasis en la vida cultural. Esto me ha permitido descubrir el nacimiento de un nuevo cuentista, César Hincapié Silva, que viene dan­do muestras de idoneidad en el difícil género legado a la región por el maes­tro por excelencia: Eduardo Arias Suárez.

La Crónica exhibe su identidad y compromisos con la región quindiana. Hay esmero editorial. La crítica so­cial la formula con altura e indepen­dencia. Han desaparecido ciertos lu­nares de los primeros tiempos, y se nota un periodismo más maduro. No puede ser de otra manera: el diario camina hacia sus cinco años de exis­tencia, y esto no sólo da categoría sino que exige responsabilidad e imprime carácter.

La Crónica del Quindío, Bogotá, 28-VII-1996

 

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