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Archivo para mayo, 2023

Recuerdo de Fernando Soto Aparicio

miércoles, 24 de mayo de 2023 Comments off

Por Gustavo Páez Escobar 

Celebro que el escritor y periodista caldense José Miguel Alzate se haya acordado de Soto Aparicio en los siete años de su muerte, ocurrida el 2 de mayo de 2016. Días atrás, el 11 de diciembre de 2015, había publicado yo la nota El atardecer de Soto Aparicio, que guardo en mi página web, seguida de sentidas expresiones de pesar. Transcribo algunas de esas voces de solidaridad frente a la infausta noticia que se veía llegar:

“Despides bellamente a un ser humano muy valioso y valiente. A un escritor que honra las letras de nuestro país” (Esperanza Jaramillo, Armenia). “No entendemos la muerte y, a veces, cuando alcanzamos a estar listos para irnos, nos hemos dado cuenta de que no entendimos lo que vivimos. Por el amigo que se está yendo, un abrazo estrecho de gratitud (Gustavo Álvarez Gardeazábal, Tuluá). “Qué triste debe ser escribir una nota para despedir a un amigo, pero también satisfactorio hacerle el reconocimiento público de los méritos cuando está aún vivo” (Eduardo Lozano Torres, Bogotá). “Qué valentía la de Soto Aparicio. Coger al toro por los cuernos. Examinar el dolor mientras se sufre. Eso para mí es heroísmo” (Gloria Chávez Vásquez, Nueva York). “Dolorosa la noticia y admirable la valentía de Fernando para enfrentar lo irremediable. Está dándole la cara con el arma que mejor conoce: la literatura” (William Piedrahíta González, Miami).

Como dice José Miguel Alzate, hoy están en el olvido grandes figuras de la literatura colombiana. Entre ellas, Eduardo Caballero Calderón, uno de los escritores más prestantes que ha tenido el país, quien hace poco fue recordado a través de Siervo sin tierra y de una serie de crónicas televisivas sobre la hacienda de Tipacoque.

Cuando falleció Soto Aparicio, me hicieron una entrevista y en ella me preguntaron cuántas obras de su larga producción pensaba yo que se salvarían del olvido, y respondí que no más de tres o cuatro. Entre ellas, La rebelión de las ratas, su creación cumbre –de eterna memoria–, que escribió a muy corta edad y que por ironía fue la que le abrió las puertas de la fama.

Lo mismo ocurre con Álvarez Gardeazábal respecto a Cóndores no entierran todos los días. En realidad, no se necesita sino una obra para pasar a la inmortalidad, y esto nos lo enseña Juan Rulfo con su imperecedera novela Pedro Páramo, de minúscula brevedad –apenas cien páginas–, en la que aprendió García Márquez a ser novelista.

Cuenta el periodista caldense que encontró en una librería de Ibagué el libro Fernando Soto Aparicio frente al espejo, de Caza de Libros, donde aparecen comentarios de varios escritores, entre ellos uno mío. He escrito muchos artículos sobre Soto Aparicio. Durante largo tiempo mantuvimos una estrecha e inquebrantable amistad. No puedo olvidar que fue él quien llevó a la televisión, en 1987, mi novela inaugural Destinos cruzados, que escribí a los diecisiete años de edad. Con ella inició RCN sus telenovelas nacionales. Y a través de ella refrendo este conmovido recuerdo.

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El Espectador, Bogotá, 20-V-2023. Eje 21, Manizales, 18-V-2023. La Crónica del Quindío, Armenia, 21-V-2023.

Comentarios 

Muchas gracias por recordarnos a ese gran ser humano y escritor que fue Fernando Soto Aparicio, a quien conocí personalmente en tu casa y de ahí surgió mi amistad con él. Mercedes Medina de Pacheco, Bogotá.

Regresando del profundo Boyacá, encuentro tu bella y sentida columna sobre Soto Aparicio, la que lo honra a él y a tu gran amistad. Estuve en Chiquinquirá y me sorprendió muy gratamente el homenaje callejero que le hicieron al poeta Julio Flórez al cumplirse este año los cien años de su muerte. Nos toca cuidar la memoria de los escritores y poetas, hasta el final de nuestros días. Eduardo Archila Rivera, Bogotá.

Cuando Bogotá tuvo tranvía

miércoles, 10 de mayo de 2023 Comments off

Por Gustavo Páez Escobar 

El escritor y abogado Andrés Samper Gnecco (1918-1988), padre del periodista Daniel Samper Pizano y del expresidente Ernesto Samper Pizano, es autor de una deliciosa crónica que lleva el nombre de esta columna. Crónica que fue editada en 1973 por el Instituto Colombiano de Cultura en la famosa serie de bolsilibros creada por el poeta Jorge Rojas, primer director de la entidad. Samper Gnecco se distinguió por su talante cívico y su espíritu bogotano.

La colección de bolsilibros tuvo cerca de 170 títulos. Quien hoy la posea completa puede considerarse afortunado. Yo tengo ese privilegio. El primer tranvía apareció en 1884, y era un burdo artefacto movido por mulas que rodaba sobre rieles de madera revestidos de zuncho, y se desplazaba de la plaza de Bolívar hasta Chapinero. ¡Pobres mulitas! Muchas morían en esos trayectos inhumanos por física impotencia para resistir semejante suplicio.

El paso al tranvía eléctrico ocurrió en 1910, y su servicio se prolongó hasta 1951, cuando aparecieron los buses. La transformación de Bogotá cogió impulso a partir de 1884, cuando tenía menos de 100.000 habitantes, hasta el día de hoy, al llegar a 8´000.000. En aquellos días se fundó la empresa Ferrocarril de la Sabana (1887), cuya primera línea salía de San Victorino hasta Facatativá, y siguieron otros ferrocarriles que se dirigían hacia diversas latitudes.

Samper Gnecco recuerda el nacimiento del chorro de Padilla, cuando el agua que extraían los vecinos era llevada a las casas “en múcuras de barro, tapadas con tusas y sombreadas con frescos helechos”. Las onces eran una comida sagrada. Y al final de la tarde, los borrachitos les rendían culto a los anatoles, sinónimo del aguardiente ritual que consumían para bien dormir.

Bogotá era un recinto lento y amodorrado. Las campanas de las iglesias lloraban de tristeza, y los vecinos recorrían las calles con andar de ganso. El tranvía eléctrico contribuyó, pienso yo, a ponerle nervio a la ciudad. Años después, con la llegada del tren, los muchachos cantaban: “Paso a la rauda locomotora, paso que es hora de partir ya”.

Y estaban los célebres locos: Margarita, que vestía siempre de rojo, no se cansaba de lanzar gritos frenéticos al Partido Liberal; Violeta, que se creía prima hermana de san José y por consiguiente parienta cercana de la Virgen María, los buscaba de casa en casa; Pomponio, árbitro de la elegancia, repartía invitaciones vestido con “coco, saco negro, pantalón rayado, bastón, guardapolvos y clavel en el ojal”.

Han pasado 139 años desde la creación del tranvía. Tal vez Samper Gnecco nunca supuso que aquella Bogotá elemental, que comenzó a montar en tranvía cuando este era apenas una idea romántica, se desbordaría hasta límites incalculables. Llegaría el gigantismo y todo le quedaría estrecho. Y no daría el gran salto al metro –es decir, al futuro–, frenada por el oscurantismo y la pasión política. Hay que admitir que los gobernantes del pasado tenían una visión mucho más amplia para realizar planes de pronta y eficaz ejecución.

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El Espectador, Bogotá, 6-V-2023. Eje 21, Manizales, 4-V-2023. La Crónica del Quindío, Manizales, 7-V-2023.

Comentarios 

Muchas gracias. Mi viejo adoraba las crónicas reminiscentes, y la verdad es que las escribía con gran amenidad. Daniel Samper Pizano, Bogotá.

Mamá me llevaba al centro, es decir, al almacén Tía y alrededores, en tranvía. Alguna vez vi a la loca Margarita y al loco del tranvía, que corría para alcanzarlo. Gratos recuerdos. Vivencias que permanecen. Elvira Lozano Torres, Tunja.

Más de 25 años duraron las pobres mulas arrastrando los pesados bloques, para ayudar a trasladar a los pasajeros. Un acto inhumano. Era una Bogotá en paz, donde los habitantes se conocían entre sí y se iban conversando en aquellos viajes. Curiosa la manera de obtener el agua que ayudaba a preparar el delicioso chocolate santafereño y reunirse en familia a contarse las novedades del día. Son 139 años de historias de una Bogotá con avances y también con desaciertos. Liliana Páez Silva, Bogotá.

Gracias por tu estupendo artículo sobre el tranvía de mulas que conectaba el centro de Bogotá con Chapinero. Te envío el cuadro del tranvía que está en el Museo Nacional. Eduardo Archila Rivera, Bogotá.

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