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Archivo para septiembre, 2022

Omar Morales: tejedor de cuentos

miércoles, 28 de septiembre de 2022 Comments off

Por Gustavo Páez Escobar 

Con el título Venga le cuento, de reciente edición, Omar Morales Benítez completa 4 libros en el género de la narrativa breve. Esta vocación le nace desde muy joven. Recuerda Omar que cuando era estudiante del Instituto Universitario de Caldas fundó un periódico estudiantil y en él publicó su primer intento de cuento: Misiá Verónica. Este paso inicial indica que ya la simiente estaba sembrada.

En 1977 conocí su primera colección cuentística en el libro Bajo la piel. Eran 10 temas sociales que se movían en el ámbito de la angustia, el dolor y la crueldad de la vida. Destaqué entonces el que lleva por título El espejo, en el que describe la historia de un pobre beodo, agobiado por la angustia, que deambula por las calles del pueblo y se tropieza con un almacén de espejos que lo muestran sin cabeza. Con el desespero de verse descabezado, rompe el vidrio en múltiples pedazos, y los trozos transmiten miles de rostros afligidos. Miles de angustias. Es un cuento maestro que no he olvidado.

Transcurrieron 34 años para publicar su segundo libro: Los ojos del viento (2011). Está compuesto por 7 historias sacadas de los bajos fondos y marcadas por el desacomodo de la vida, la pobreza, el abandono, la desesperanza, la violencia familiar, la miseria. Capítulos que conducen a reflexionar sobre la condición humana como factor de desajuste de la conducta y muchas veces de la turbulencia caótica. Dos cuentos de esta serie me causaron especial impacto: La certeza de otras muertes y Tiro de gracia, que resaltan los genes dañinos que caminan de generación en generación como estigmas imperecederos.

En Bajo el ala del sombrero (2019), que recoge otras 9 historias extraídas de la vida convulsa, el escritor enfoca su sensibilidad hacia los misterios, los conflictos morales y los interrogantes que oprimen al ser humano a todo momento. Aquí el narrador no hace otra cosa que afirmar, a través de estremecidas alegorías, que el hombre es sujeto eterno de pasiones y también de enmiendas. Puede que estas últimas no siempre se vean en los relatos, pero dejan lugar para que sea el propio lector quien defina los finales ocultos.

Y llegamos a Venga le cuento (2022). Con 7 capítulos nuevos, los cuentos iniciados en 1977 llegan a 33 en casi medio siglo de la silenciosa literatura de Omar Morales Benítez, hermano de otros dos escritores caldenses ya fallecidos –Otto y Armando–. Estas narraciones se distinguen por la brevedad, la versatilidad y la agilidad. Ninguno de los libros citados pasa de 100 páginas, lo cual refleja un modelo de concisión. En la serie actual se tocan sucesos del momento, como La pandemia vuelve y juega, La imposible muerte de Gabo y El gamonal. Pintan la época, censuran lo absurdo y lo aparente, atacan lo rutinario y lo trivial, y se ríen, en fin, de la cursilería que se ha apoderado de la vida moderna.

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Tumba equivocada

viernes, 16 de septiembre de 2022 Comments off

Por Gustavo Páez Escobar

Hace 31 años –23 de agosto de 1991– murió en Méjico Germán Pardo García. Sus cenizas, que fueron traídas a Colombia un mes después, han debido ser arrojadas al mar, según instrucciones que el poeta dio a Aristomeno Porras, su ángel tutelar. Sin embargo, este consideró que debía entregarlas a Colombia.

Julio César Sánchez García, nuestro embajador en Méjico, preguntó dónde había nacido el poeta, y se le informó que en Ibagué. Dispuso, pues, que la urna funeraria fuera trasladada al sitio de donde era oriundo. Decisión desacertada, ya que Pardo García había nacido en Ibagué por accidente, ciudad que solo visitó una vez en su vida. En cambio, reconocía a Choachí como su verdadera patria.

Al profesor norteamericano James W. Robb le había manifestado: “No con quien naces sino con quien paces, dice el sabio refrán español. Soy, pues, de Choachí”. Y a una prima hermana le dijo: “Estoy viendo cómo termino mis pocos asuntos aquí, para volver del todo a Colombia, al seno del pueblecito oscuro que tomé como cuna adoptiva: Choachí”. Estos y otros aspectos fundamentales los hice conocer de Juan Gustavo Cobo Borda, designado por el Gobierno para llevar la representación oficial en el acto de honores.    

Pero Cobo Borda no accedió a modificar su decisión, con el argumento de que la medida ya estaba tomada. Su obstinación era manifiesta. Si en realidad hubiera sopesado las razones de peso que le expuse, se habría tomado el camino correcto. Mientras tanto, un grupo de escritores organizaba la llegada de la urna a la capital tolimense, tan lejana al afecto del poeta.  Lo que interesaba era el acto publicitario que favorecía a la ciudad.

Tiempo después viajé al cementerio San Bonifacio de Ibagué en busca de la huella del personaje, postulado al Premio Nobel de Literatura y autor de numerosos libros de alto renombre, con quien yo había tenido la suerte de compartir gratos días de tertulia en Méjico, y en cuyo honor había escrito el texto Biografía de una angustia (Instituto Caro y Cuervo, 1994). Supuse, por supuesto, que en ese cementerio había sido levantado un grandioso monumento en homenaje a su memoria. Pero no: lo tenían en un panteón construido para sacerdotes y monjas, bajo una placa que decía: “Germán Pardo García, poeta”. Y allí permanece.

La tumba denuncia la total ignorancia de los promotores sobre el carácter anticlerical de Pardo García. Lo fue desde su juventud –sin ser ateo– a causa de los atropellos recibidos de dos miembros de su Iglesia: un párroco de Choachí mandó incendiarle la casa y el granero por negarse a pagar diezmos y primicias, y lo dejó en la ruina; y un sacerdote, que le daba clases en el colegio San Bartolomé y era conocido por su rudeza, le dio un fuerte puntapié, acción que llevó al alumno a retirarse del plantel. Y le creció el sentimiento irreligioso. Por cruel ironía, el poeta yace en territorio ajeno, en medio del olvido, el desamparo y el absurdo.

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El Espectador, Bogotá, 10-IX-2022. Eje 21, Manizales, 9-IX-2022. La Crónica del Quindío, 11-IX-2022.

Comentarios 

He leído con tristeza y desazón tu columna acerca de la «tumba equivocada» donde reposan en Ibagué los restos del poeta, en medio de sacerdotes y monjas, como una ofensa a sus creencias religiosas. Es irónico el aciago destino de las cenizas del poeta, donde nunca pensó estar ni permanecer en medio del olvido y el desinterés por perpetuar su memoria a la altura de quien fuera, si no el mejor, uno de los más destacados poetas de su época. Es como si fuera un castigo al hombre, al escritor, al poeta, al iluminado. Siento un nudo en el corazón que me sube a la garganta. Inés Blanco, Bogotá.

Creo que nos corresponde la hermosa tarea de no dejar abandonado al poeta y estudiar, valorar y hacer conocer su poesía, tanto en Bogotá, como en México, Choachí e Ibagué, cuna de su madre. Cada día que pasa me acerco más a la poesía de Pardo García y encuentro verdaderas joyas. Eduardo Arcila Rivera, Bogotá.

Muy lamentable cuanto comentas en esta página. Además, es inaudito que los despojos mortales de un hombre tan ilustre los hubieran llevado a un destino final equivocado y sin nexo alguno con Pardo García. Esperanza Jaramillo, Armenia.

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Luto en el periodismo

domingo, 4 de septiembre de 2022 Comments off

Por Gustavo Páez Escobar

Honda consternación me ha causado la muerte de Evelio Giraldo Ospina. Es una de las figuras más destacadas del periodismo caldense, en el que cumplió brillante labor durante toda una vida de entrega al noble oficio. En los últimos años, desde que fundó el portal Eje 21, se hizo más evidente aún su presencia en la vida regional, que no solo abarcaba su propio departamento, sino todo el Eje Cafetero como comunidad unida por los mismos ideales y nexos históricos.

El crecimiento de Eje 21 ha sido asombroso. Paso a paso fue conquistando simpatía en las tres comarcas cafeteras, y al paso de los días extendió su área de influencia a otras latitudes, hasta el punto de que hoy son consultadas sus páginas por 30.000 lectores diarios, no solo de Colombia sino del exterior. Evelio, periodista integral, desempeñó su misión con profesionalismo ejemplar, con independencia de criterio y con la mira siempre puesta en los altos intereses de la comunidad. Hombre serio, amable y pulcro, deja rastros de caballerosidad en quienes lo conocieron, y sobre todo en quienes compartieron el compromiso de llegar a la gente con noticias frescas, con opiniones libres y con censuras ponderadas sobre las desviaciones de la vida pública.

Fue, sin duda, un modelo de lo que debe ser el periodismo responsable y eficiente. Esto lo aprendió y lo ejerció en otros medios de comunicación, desde vieja data, y lo puso en práctica, al más alto nivel, desde su propio periódico. Admiré siempre la rapidez con que recogía las novedades de cada día, más aún, de cada hora: cuando yo buscaba una noticia de actualidad, estaba seguro de hallarla en el diario manizaleño, por lo general antes de que periódicos nacionales la difundieran. El periodismo le bullía en las venas, y como me dijo alguna vez, su afán cotidiano estaba en adelantarse a otros medios y ganar lectores y adhesiones.

Se nos va todo un exponente de la noble profesión que pide abnegación y sacrificios para poder subsistir. Hoy el periodismo no es el de antes, porque han llegado distorsiones y sobre todo falta de vocación y mística para ejercerlo. El Eje Cafetero está de luto con el fallecimiento de Evelio Giraldo Ospina. La noticia, además, repercute en la prensa nacional.

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El Espectador, Bogotá, 3-IX-2022.
Eje 21, Manizales, 2-IX-2022.

Comentarios 

Yo también estoy muy triste; hablé con Evelio varias veces este año a raíz de ese cáncer que lo hizo sufrir tanto. Estaba muy preocupado con Eje 21. Van partiendo los amigos, es una lástima. Esperanza Jaramillo, Armenia.

Como quiera que la muerte no da tregua personal ni tampoco intelectual, quedan los afectos intactos y el trabajo como testigo fundamental del paso por la vida de un personaje tan serio, influyente y comprometido con su gran pasión: el periodismo. Así avanza la vida, con una risa y también con un llanto. Inés Blanco, Bogotá.

Siento mucho la muerte de este importante periodista y lo que representa para Manizales y toda Colombia. Te acompaño en esta pena. Eduardo Arcila Rivera, Bogotá.

El deceso de Evelio nos lleva a recapacitar, repensar y reiterar lo que él encarnó y enseñó, no propiamente con su ejemplar ejercicio del periodismo, sino con el apostolado periodístico con el que sirvió a su comunidad. Donde quiera que se encuentre brillarán sus condiciones y cualidades personales. Luis Carlos Gómez Jaramillo, Cali.

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Cartas entre Pellicer y Arciniegas

jueves, 1 de septiembre de 2022 Comments off

Por Gustavo Páez Escobar

Hace un siglo, época en que tienen lugar los sucesos que van a ventilarse en estas líneas, el género epistolar cumplía su función como lazo elegante del amor, de la amistad o de los negocios. Poco a poco la correspondencia fue perdiendo ese sentido, y al paso del tiempo terminó degradándose en forma deplorable. El correo electrónico deformó los moldes antiguos e impuso un estilo chabacano e incluso incomprensible.

En estos días tuve el placer de leer el libro Correspondencia entre Carlos Pellicer y Germán Arciniegas, editado en Méjico en el 2002, que recibí por gentileza de mi amigo Eduardo Arcila Rivera, y que reúne las cartas que se cruzaron los dos escritores entre 1920 y 1974. El recopilador de estas cartas es el profesor e investigador francés Serge I. Zaitzeff, editor de otros célebres epistolarios. Pellicer y Arciniegas se conocieron a comienzos del siglo XX, cuando el primero de ellos llegó a Bogotá y fundó, con el apoyo de Arciniegas, la Federación de Estudiantes Colombianos.

Pellicer es autor de los libros Colores en el mar y otros poemas, Hora de junio, Piedra de sacrificios, Práctica de vuelo, entre otras obras. En 1954 recibió en su país el Premio Nacional de Literatura. Sobresalió en el campo de la museografía como organizador, entre otros, de los museos de Tabasco y el de Frida. En 1976 fue elegido senador de la república, y murió el año siguiente.

Germán Arciniegas fue periodista desde su juventud y creó varias revistas en las que colaboró Pellicer. Tuvo renombre como ensayista, historiador y político. Ocupó varios ministerios y embajadas. Autor de diversos libros, entre ellos El estudiante de la mesa redonda, El continente de los siete colores, Biografía del Caribe, Bolívar y la revolución. El cruce epistolar entre ellos nació después del regreso de Pellicer a su patria. Ambos visitaron Europa y otras latitudes, compartieron sus experiencias viajeras, los asuntos políticos de sus países, sus ideas y proyectos.

La llegada de Pellicer a Colombia fomentó una ardiente atmósfera cultural. Fue un enamorado pertinaz de Colombia, de su gente, sus gestas y paisajes. En carta de marzo de 1946, manifestó: “En ninguna otra parte tengo las raíces tan hondamente echadas como en Colombia”. Bolívar fue su pasión obsesiva, y nunca dejó de referirse a él como el gran líder de la libertad.

El pensamiento y la identidad intelectual fueron el nexo mayor que unió a estos dos personajes. Su mundo estaba integrado por grandes figuras de la época: Pellicer, Arciniegas, Germán Pardo García, León de Greiff, Gustavo Arcila Uribe (escultor), los hermanos Juan y Carlos Lozano, y varios más. En suma, una combustión espiritual. Arciniegas murió en 1999.

Esa era la esencia de las cartas de antaño, que el viento se llevó: escribir la historia, estrechar la amistad, embellecer la vida. En el epistolario entre Pellicer y Arciniegas, hay, además, gracia, encanto, broma, efusividad. Cartas simpáticas, rebosantes de sinceridad y afecto, descriptivas y de alta alcurnia. Pintan una época y una amistad.

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Además: Eje 21, Manizales, 26-VIII-2022. La Crónica del Quindío, Armenia, 28-VIII-2022.

Comentarios 

Comparto la nostalgia de que el género epistolar haya sido cambiado por una comunicación pobre de fondo y de forma. Me da tristeza ver cómo gentes aun de las academias escriben mensajes de Whatsapp en los que usan un símbolo o una sola letra en vez de las hermosas palabras de nuestro idioma. Gracias por hacernos reflexionar sobre esto. Mercedes Medina de Pacheco, Bogotá.

¡Qué interesante reconocer los méritos del género epistolar! Ese género es enriquecedor y muy agradable. Cuando el computador se daña sentimos pánico verdadero. Esperanza Jaramillo, Armenia.

Te escribo para agradecerte la importante columna que escribiste sobre la relación epistolar entre el maestro Germán Arciniegas y el poeta mejicano Carlos Pellicer. Este libro es un documento fundamental para entender el surgimiento de varios procesos intelectuales en nuestro país. Eduardo Arcila Rivera, Bogotá.