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De Hernando García Mejía

martes, 18 de agosto de 2009

(El Impresor, Editorial Bedout, Medellín, agosto de 1980)

Gustavo Páez Escobar es boyacense, nacido, concretamente, en el lindo pueblecito de Soatá, que el canónigo Peñuela llamara líricamente «Labranza del Sol» en amorosa monografía publicada hace algún tiempo. Vinculado desde su más temprana mocedad al Banco Popular, ha hecho, gracias a una limpia constancia y a una indiscutible eficiencia, sólida y brillante carrera que lo ha llevado a la gerencia de importantes sucursales en diferentes ciudades del país. Precisamente, en la actualidad ocupa la de la sucursal del Banco en la ciudad de Armenia (Quindío).

«No poseo títulos -anota en algún esbozo de autobiografía-. Me incomoda, me irrita, me desquicia el mote de ‘doctor’ que me acomodan algunos despistados, no sé si por ingenuidad, por adulación o por burla. Es la moda del momento y todos quieren ser doctores. Y si no lo son se lo inventan. Los falsos títulos abundan como la mala hierba, porque el mundo es apergaminado. Somos dados al lustre externo, a la ampulosidad, a los convencionalismos».

Columnista de El Espectador y La Patria, periódicos en los cuales analiza y expone ágil y amenamente muy variados temas del acontecer cotidiano y cultural de los tiempos modernos, es, igualmente, ensayista, cuentista y novelista. Conocedor de los clásicos, ha realizado estupendos ensayos sobre Flaubert –Madame Bovary y Salambó– y sobre Germinal, la famosa novela de Emilio Zola.

Hombre de férreas disciplinas, madruga todos los días a las cuatro de la mañana y se mete en su biblioteca a leer y a escribir hasta que es la hora de marcharse a ocupar su sillón gerencial. De ahí que pueda vivir muy bien informado y que, de paso, vaya realizando, lenta, firme y calladamente, de espaldas a los consabidos y poderosos sanedrines del privilegio, su obra tanto periodística como literaria.

Tres de sus libros editados hasta el presente son Destinos cruzados, Alborada en penumbra, novelas, y Alas de papel, suma de diversos artículos publicados en los dos periódicos arriba mencionados.

Próximamente, también, el Banco Popular publicará, en su sobria y selecta serie bibliográfica, su primera selección de cuentos, que incluye, obviamente, algunos difundidos en el Magazín de El Espectador.

El de Gustavo Páez Escobar es, pues, como puede juzgarse, un caso de ejecutivo muy especial. De ejecutivo pensante, soñante y opinante. Como quien dice, un caso de doble filo. Riqueza en las cavas y en la cabeza.

Fenómeno trascendente, de veras insólito en el rígido, seco y matemático campo bancario y altamente aleccionador a nivel general.

Fenómeno de doble eficacia, en suma. Con un nombre: Gustavo Páez Escobar. Soatense. Casi, casi tipacoque…

 

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