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Archivo para febrero, 2023

Señora la Muerte

miércoles, 15 de febrero de 2023 Comments off

Por Gustavo Páez Escobar

El periodista Jorge Enrique Giraldo me pide que elabore una columna acerca de las frases célebres y los nombres populares que se relacionan con la muerte. Con gusto cumplo dicha tarea, que se convierte en el epílogo de la serie de artículos que escribí sobre el cementerio Central de Bogotá

Comienzo por rendirle sentido homenaje a Julio Flórez, que hace 100 años –7 de febrero de 1923– moría en Usiacurí. Pocos días atrás, fue coronado como poeta nacional. Con sus célebres versos “Algo se muere en mí todos los días” y “Todo nos llega tarde… ¡hasta la muerte”, entró a la inmortalidad. José Asunción Silva dice en su imperecedero “Nocturno”: “Esta noche / solo, el alma / llena de las infinitas amarguras y agonías de tu muerte, / separado de ti misma, por la sombra, por el tiempo y la distancia, / por el infinito negro, donde nuestra voz no alcanza…” En “Futuro”, Porfirio Barba Jacob exclama: “Decid cuando yo muera… (¡y el día esté lejano!): / soberbio y desdeñoso, pródigo y turbulento, / en el vital deliquio por siempre insaciado, / era una llama al viento… (y el viento la apagó)”.

Germán Pardo García, el poeta de la angustia, se abrió las venas en septiembre de 1979, y fue salvado por un vecino que observó el hilo de sangre que salía de su apartamento. Con ese motivo, escribió en 1980 el estremecedor poemario “Tempestad”, en el cual anota: “Vi al cuervo de Édgar Poe barrenándome la nuca / con su taladro córneo / y me abrí las arterias para el trance infinito”.

El insigne poeta caldense Fernando Mejía Mejía afirma en “Elegía sin tiempo” (1987): “Los muertos son movidos, / dentro de su quietud sin cielo, / por un oscuro tránsito / de inconsistentes silencios”. Jorge Eliécer Ruiz, notable intelectual santandereano, edita el libro “Memoria de la muerte” (1973) como homenaje a su fallecida esposa, y manifiesta en el poema que lleva el título de “Final”: “Pone la tarde su color de tiza / en el rostro sin rostro. Un profundo / silencio de piedra se eterniza / en el llanto sin voz en que me inundo”.

En “Naufragio”, que hace parte del libro “Cuando florece el llanto” (1960), Laura Victoria llora la muerte de su amado: “Esto es más hondo que todos los abismos, / más ancho que el espacio. / Es como si el mar entrara por mis sienes / anegando de sal mi pensamiento. / Como si en cada poro me clavaran / una espina de erizo / y el sol me calcinara las retinas”.

Juan Rulfo crea el pueblo de Comala, un eco de la Guerra Cristera, y allí no se sabe en ocasiones si se está hablando con los habitantes o con las almas de los muertos. Veamos esta escena recogida en la alucinante novela “Pedro Páramo”: “¿Creíste que era yo? Ha de ser la que habla sola. La de la sepultura grande. Doña Susanita. Está aquí enterrada a nuestro lado. Le ha de haber llegado la humedad y estará removiéndose entre el sueño”. Podría reproducir otras referencias literarias sobre el trance de la muerte, pero se agotó el espacio.

Veamos ahora algunas frases célebres: “La muerte solo puede causar pavor a quien no sabe llenar el tiempo que le es dado para vivir” (Viktor Frankl). “A los muertos no les importa cómo son sus funerales. Las exequias suntuosas sirven para satisfacer la vanidad de los vivos” (Eurípides). “La muerte no llega con la vejez sino con el olvido” (Gabriel García Márquez). “Una vez terminado el juego, el rey y el peón vuelven a la misma caja” (Proverbio italiano). “Una muerte honrada es mejor que una vida vergonzosa” (Tácito). “En esta vida es fácil morir. Construir la vida es mucho más difícil” (Vladimir Mayakovski).

“En este mundo no hay nada cierto, salvo la muerte y los impuestos” (Benjamín Franklin). “Todos estamos en fila delante de la parca. Felizmente no sabemos en qué lugar de la fila” (Ernest B. Black). “Lo malo de la inmortalidad es que hay que morir para alcanzarla” (Víctor Hugo). “Me gustaría suprimir las honras fúnebres. Hay que llorar cuando los hombres nacen y no cuando mueren” (Montesquieu). “Cuando las vigas se rompen, se reconstruyen; cuando los hombres mueren, se los sustituye” (Proverbio vietnamita). “Me voy acercando lentamente a ese momento en el que los filósofos y los imbéciles tienen el mismo destino” (Voltaire).

Ahora, algunos sinónimos de la palabra “muerte”: “parca, pelona, fallecimiento, defunción, óbito, deceso, fin, trance, expiración, hora suprema, postrimería, acabamiento, tránsito, partida, sueño eterno, agonía, aniquilación, eliminación, extinción, desaparición”. Tánatos es el dios de la muerte en la mitología griega. El vocablo “tánatos” abarca la idea de la muerte. De ahí se deriva “tanatología”, la ciencia de la muerte. Misión cumplida, Jorge Enrique.

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El Espectador, 11-II-2023. Eje 21, Manizales, 10-II-2023. La Crónica del Quindío, Armenia, 12-II-2023.

Comentarios

He leído con mucho agrado esas frases maravillosas sobre la muerte; siempre la tenemos de frente y no sabemos nunca cuándo será su ataque certero. Le agregaría el verso de Santa Teresa de Jesús, que siempre he admirado:

Ven, muerte, tan escondida,

que no te sienta venir,

porque el placer de morir

no me vuelva a dar la vida.

Y también te comparto la expresión del poeta Rafael Ortiz González, cuando dijo: Por eso hoy bien puedo decir: pasa de largo mi señora muerte, porque hoy no tengo tiempo de morir. Eduardo Durán Gómez, Bogotá.

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Me encantó tu artículo sobre la muerte. Y te quería reprochar afectuosamente el olvido del poema de León de Greiff, poeta de todos mis afectos, que comienza:

¡Señora Muerte que se va llevando

todo lo bueno que en nosotros topa!…

Alberto Gómez Mejía, Armenia.

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Me encantó esta colección de frases que diferentes personajes de la literatura y la poesía han expresado acerca de la muerte. La que más me gustó fue la de Laura Victoria. ¡Qué metáforas! Entre las frases, la de Eurípides y la de García Márquez me parecieron geniales.

Al margen, me permito añadir algo referente a Tánatos, el dios de la muerte según la mitología griega. Este dios era la personificación de la muerte no violenta, porque también en esa mitología existen las Keres, deidades malignas, representadas a veces como aves negras de rapiña con poderosas garras. Según Hesíodo, vestían de negro y con ropas ensangrentadas. Su morada habitual era el Tártaro. Eran hermanas de Hipnos –el dios del sueño– y de Tánatos. Personifican la muerte violenta (en contraposición a Tánatos) y se hacían presentes en los campos de batalla para atrapar entre sus garras a los moribundos y llevarlos al Hades (inframundo). Eduardo Lozano Torres, Bogotá.

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Encuentro que todos los escritores, y en su mayoría los poetas, hemos tratado en algún momento el tema de la muerte. Las referencias que copias son geniales. Nuestros más cercanos escritores han dejado un hilo irrompible para referirse a la muerte. Vale resaltar al siempre admirado Juan Rulfo. Cada frase suya en Pedro Páramo o en cualquiera de sus cuentos es arrolladora y deja en el ánimo una sensación de eternidad. Esta página tuya cierra con broche de oro o abre senderos e inquietudes en la literatura de la muerte y de los cementerios. Inés Blanco, Bogotá.

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Por el territorio de los muertos (6)

miércoles, 1 de febrero de 2023 Comments off

Por Gustavo Páez Escobar 

Con esta entrega termino el recorrido por el cementerio Central de Bogotá. Esta visión panorámica me ha permitido apreciar el estado de las tumbas y transmitir las impresiones que surgieron ante algunos hechos que reclaman mayor atención de las autoridades, para hacer de este espacio público un verdadero centro cultural y turístico, como sucede en grandes ciudades del mundo.

Coincide esta visita con la información suministrada por El Tiempo el 13 de este mes, en página que lleva por título “El manejo poco claro de recursos captados por los cementerios”. A raíz de presuntas irregularidades en el contrato de concesión de cementerios por 41.000 millones de pesos, renunció a su cargo Luz Amanda Camacho, directora de la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (Uaesp). Se espera, por supuesto, que esta situación se despeje cuanto antes.

No quiero finalizar este trabajo sin dejar de citar algunas tumbas o monumentos que se han convertido en íconos y constituyen notables lugares de atracción, rodeados como se hallan de leyendas y mitos. En los 186 años que lleva de existencia el cementerio Central, reposan allí infinidad de historias no solo de celebridades de la vida nacional, sino también de gente del común. La verdadera democracia está en las necrópolis, donde la igualdad rige para todos. Otra cosa es el abandono de muchas sepulturas.

Entre esos íconos está el sepulcro de Leo Sigifredo Kopp, fundador de Bavaria, que está enterrado con su esposa y sus dos hijos, y a cuya estatua acude la gente a pedirle favores por el oído izquierdo, y luego pasa al derecho a darle las gracias. Como fue hombre bondadoso por excelencia, adquirió el carácter de la santidad. Y la leyenda perdura a lo largo del tiempo. Ante su tumba vi a una familia entera que con todo fervor cumplía dicha función.

Cerca de este sepulcro se encuentra el del astrónomo Julio Garavito Armero, cuya imagen fue impresa en el billete de $ 20.000 puesto en circulación en 1996. En este caso ocurre un ritual curioso: los visitantes frotan sus billetes en la lápida, con la esperanza de tener bienestar económico en sus actividades. La familia a que me refiero en el caso de Kopp pasó en seguida a la tumba de Garavito, es decir, se aseguró por partida doble.

Y está la estatua de las hermanitas Bodmer, a quienes la leyenda atribuye el poder de intercesión por la salud de los niños y de las madres embarazadas. Como un medio para lograrlo, les llevan juguetes, dulces y flores. Estos tres casos reflejan aspectos típicos que le dan colorido a la oscuridad de la muerte.

Al concluir esta gira fúnebre me viene a la mente el poema Señora la Muerte, del escritor boyacense Guillermo Torres Quintero (1904-1932), que así comienza: Señora la Muerte que estás meditando / en la noche negra, la mano en la sien: / hace mucho tiempo te estoy esperando, / divina enlutada de ojos que no ven…

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El Espectador, Bogotá, 28-I-2023. Eje 21, 26-I-2023. La Crónica del Quindío, 29-I-2023.

Comentario

Esta serie de artículos representa una visión amable y esperanzadora sobre un lugar tan importante para nuestra ciudad. Durante varios años me pregunté por el escultor del maravilloso bronce que recuerda la vida y obra de don Leo Kopp y al cual le rinden tributo de gratitud y esperanza muchas familias que saben de sus obras de generosidad como fundador de Bavaria. Uno de los primeros grandes empresarios de nuestro país.

Finalmente, con el apoyo de Margarita Mariño von Hildebrand pudimos encontrar en la base la firma del escultor. Se trata, ni más ni menos, del importante escultor español, palentino, Victorio Macho, autor de varios monumentos fundamentales en nuestro país: las estatuas de Belalcázar en Cali y Popayán, el monumento a Rafael Uribe Uribe en el Parque Nacional de Bogotá y la cabeza alegórica de Bolívar en el Parque del Salitre de Bogotá. Tengo lindos libros e historias sobre la obra de Victorio Macho. Eduardo Arcila Rivera, Bogotá.