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Archivo para julio, 2020

El drama del jardín quindiano

jueves, 23 de julio de 2020 Comments off

Por: Gustavo Páez Escobar 

El Quindío todo es un jardín. La presencia de las flores viene desde tiempos remotos y  continúa en las delicadas manos femeninas que las consienten como una insignia de la región. Así, surgieron clubes de jardinería en los municipios empeñados en hacer de ellas un encanto de los paisajes y un embeleso de la vida. Recuerdo en Armenia la famosa floristería Ardeflor, de Argelia Palacio, quien con su talento artístico y su donaire femenino hizo sobresalir su nombre en la ciudad.

Testimonio de esta tradición es el Jardín Botánico del Quindío, creado en 1979 por el exalcalde de Armenia Alberto Gómez Mejía y abierto al público en diciembre del 2000. Aparte de ser el jardín más importante de la región, es uno de los principales de Colombia. Además, Gómez Mejía preside desde 1996 la Red Nacional de Jardines.

Antes de propagarse el coronavirus, el jardín era visitado por un promedio de 5.000 personas cada mes. Esto permitía atender la nómina de 31 empleados y los otros gastos, con un costo entre 35 y 40 millones de pesos. Desde que irrumpió la pandemia, nadie visita las instalaciones y todos los ingresos se derrumbaron, ya que no recibe ningún patrocinio oficial o privado.

Frente a este panorama desolador, Gómez Mejía eleva su voz de alarma para mostrar la dramática realidad y pedir ayuda para que no naufrague el barco. Ha tocado en muchas puertas. Acudió a los bancos, y como no existe flujo de dinero, la respuesta ha sido negativa. Así son los bancos. Ante el apremio que no da espera, se vio precisado a utilizar en Calarcá el crédito extrabancario.

En síntesis, una cadena de adversidades. Pero él no pierde la esperanza de encontrar  los caminos salvadores. Con el optimismo que lo anima –y le aplaudimos como ejemplo edificante para los colombianos en estos días de borrasca–, lucha como un titán para no despedir a ningún empleado. “Toda la gente del jardín –dice– está trabajando con emoción y pasión para que salgamos adelante”.

Para atenuar el problema, pide que le ayuden a vender 70.000 árboles de 37 especies nativas que están listos para la venta. Sus precios van de $ 5.000 a $ 200.000. Además, busca vender miel de las 200.000 abejas que viven en 4 colmenas. Y solicita donaciones a través de las cuentas de Bancolombia y Banco Agrario, información que está en la página web de la entidad. Los quindianos, que poseen espíritu generoso y altruista, saldrán, sin duda, en defensa de su jardín maravilloso, admirado por miles de turistas nacionales y extranjeros.

Me viene a la mente el Monumento al Esfuerzo, levantado por Rodrigo Arenas Betancourt en la plaza principal de Armenia. Ese esfuerzo legendario representa el empuje quindiano que ha hecho posibles hechos sorprendentes como la creación del departamento y la reconstrucción de Armenia después del terremoto de 1999.

Sobre este luchador incansable de la ecología que es Gómez Mejía, manifiesta César Hoyos Salazar, exalcalde de Armenia y expresidente del Consejo de Estado: “Al frente de su jardín botánico y su mariposario, el Quindío tiene un señor líder, hombre brillante, emprendedor y pulcro”. Y el exministro y exgobernador del Quindío Diego Moreno Jaramillo afirma que es una de las figuras más destacadas de la región en todos los tiempos. El reto actual es salvar esta obra emblemática convertida en un canto a la naturaleza.

El Espectador, Bogotá, 18-VII-2020.
Eje 21, Manizales, 17-VII-2020.
La Crónica del Quindío, Armenia, 19-VII-2020.

Comentarios

Lamentable la situación del Jardín Botánico del Quindío. Es de esperarse el respaldo de los quindianos para salvar esta joya de su departamento y a sus colaboradores. Eduardo Lozano Torres, Bogotá.

La Academia de Historia del Quindío avala esta solicitud de replicar la cuenta del Jardín Botánico a la colonia quindiana en Bogotá, una maravillosa iniciativa del escritor Gustavo Páez que debe respaldarse con entusiasmo y patriotismo para ayudar económicamente a esta entidad emblemática de nuestro departamento. Jaime Lopera, presidente

Ha sido publicada en nuestra página web una nota especial con el fin de promover y apoyar las donaciones con destino al Jardín Botánico del Quindío. Agradecemos su especial interés en el tema y el habernos contactado. Isabel Patricia Orozco Orozco, directora de la Casa Delegada del Quindío en Bogotá.

Quedé emocionado y conmovido por este artículo maravilloso. Te lo quiero agradecer de corazón, porque, además, tu generosidad desborda mis méritos reales. Alberto Gómez Mejía.

Tras las huellas de Izcay

miércoles, 8 de julio de 2020 Comments off

Por: Gustavo Páez Escobar

En reciente artículo con motivo de la muerte del escritor Eduardo Santa mencioné su libro El pastor y las estrellas, ameno relato que tiene como protagonistas al pastor de cabras Abenámar y a su esposa, Izcai. Una ciudadana venezolana que está terminando en Méjico la carrera de Antropología Social leyó mi artículo y me cuenta esta curiosa  historia: cuando sus padres leyeron el libro de Eduardo Santa decidieron que si tenían una hija le pondrían ese nombre. Y así sucedió. Ella, que hoy tiene 25 años, se llama Izcaí Ruiz Hecht y desea saber de dónde proviene o qué significa su nombre (a su madre le pareció que sonaba mejor Izcaí, con acento en la “i”, y así se quedó).

Todo indica que Eduardo Santa tomó esa denominación de una princesa de la etnia quimbaya de Colombia, si bien la grafía correcta es con “y”: Izcay. Cuando yo vivía en Armenia, cuyo territorio estuvo habitado por los aborígenes quimbayas, se inauguró el Hotel Izcay, hecho que refleja la intención de que la entidad llevara un distintivo de la región. Ese hotel fue destruido por el terremoto de enero de 1999, más tarde fue remodelado y pasó a denominarse Hotel Armenia Plaza.

De esta manera, el nombre de la princesa quimbaya desapareció entre los escombros del terremoto. Pero subsiste Izcaí, la venezolana nacida por obra y gracia de una lectura deslumbrada de sus padres, y que algún día, como antropóloga, ahondará más en estas cuestiones de la cultura, el lenguaje y la tradición.

Mi amigo quindiano Luis Carlos Gómez Jaramillo, que tiene buen espíritu investigativo, como se verá, me aporta interesantes datos sobre la palabra en cuestión. De entrada,  me dice que el origen de dicho término es vasco, como lo afirma Wikcionario, el diccionario libre que contiene más de 900.000 entradas para más de 665 idiomas, según lo anuncia la obra.  Con el mismo nombre, mi amigo localizó un restaurante y un bar cafetería en Bilbao, y ganas me dieron de romper el confinamiento causado por la pandemia para ir a saborear las ricas empanadas colombianas que allí se ofrecen.

En esta indagación salió a flote el vino Iscay –con “s” y no con “z”–, que simboliza un tributo a la cultura incaica al unirse las cepas emblemáticas de malbec y merlot. Pero  en este caso “iscay” –sustantivo común– significa “dos” en quechua, es decir, hace referencia a las dos cepas citadas. Además, Luis Carlos descubrió a Fernando Izcay, vecino de Tudela (España), enfrentado contra Nicasio de Francia, por supuesto en época muy remota, en un pleito fenomenal. ¡Vaya enredo en que nos hemos metido!

Fuera del aporte del amigo quindiano, aquí está esta otra cuota de mi propia cosecha: la internista frenóloga Izcay Ronderos Botero, el conjunto residencial Izcay de Timiza en Bogotá y los vinos clásicos argentinos Iscay (Trapiche). Como se aprecia, alrededor de una palabra pueden surgir muchas historias.

Ya se ve que el vocablo, fuera de llevarlo una mitológica princesa quimbaya, echó raíces en otras latitudes –a veces con cambios gráficos muy comprensibles– y con él se han bautizado negocios, vinos, pastoras de cabras y otras personas, entre ellas Izcaí Ruiz, por quien vamos a brindar con una buena copa de Iscay como homenaje a su nombre singular.

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El Espectador, Bogotá, 4-VII-2020.
Eje 21, Manizales, 3-VII-2020.
La Crónica del Quindío, Armenia, 5-VII-2020.

Comentarios 

Qué interesante artículo acerca de la palabra Izcay y sus grafías alternativas. En la industria vinícola existe la firma Trapiche que ofrece dentro de su gama de vinos la línea «Trapiche-Iscay», aclarando que aquí la palabra Iscay, que significa «dos»,  se tomó del quechua, para designar la combinación de «dos» varietales. Ellos ofrecen la combinación de Malbec-Cabernet franc y la de Syrah-Viogner. Esta última he podido degustarla y es exquisita. La cepa viogner no tiene, por lo menos acá en Colombia, mucha difusión, pero da origen a unos vinos blancos exquisitos y muy parecidos a los Chardonay. Eduardo Lozano Torres, Bogotá.

Izcay era el nombre de un hotel de Armenia que quedó atrapado en el terremoto y en ese momento murieron allí unos futbolistas argentinos. Esto añade a la historia de ese hotel la enología, lo cual me parece novedoso. Jaime Lopera, Armenia.

Mil gracias por el tiempo y el esfuerzo de esas múltiples búsquedas. Y mil gracias por ese acercamiento a mi nombre y a mi identidad. Izcaí Ruiz, Ciudad de Méjico.