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Archivo para julio, 2022

Un artista colosal (1895-1963)

martes, 19 de julio de 2022 Comments off

Por Gustavo Páez Escobar 

Puede decirse que nadie es ajeno en Bogotá al monumento de la Virgen María, o Virgen de Guadalupe, que se erige en el cerro que lleva ese nombre, a más de 3.300 metros de altura. La obra mide 15 metros y puede divisarse desde distintos puntos de la ciudad. Está apoyada en la pequeña capilla que ya existía en el cerro, e impresiona cómo se ve flotar en esa cumbre, como si se tratara de una figura volátil que se mueve entre la niebla. Esa es la impresión que causa.

El monumento, elaborado en 4 años, se inauguró en 1946 en medio de gigantesca romería. Se convirtió en uno de los íconos más destacados de la capital. La patrona tutelar cumple 76 años en ese balcón de la cordillera, y desde allí ha presenciado las mayores convulsiones y evoluciones de la vida local y nacional, comenzando por la hecatombe del 9 de abril.

Lo que la gente por lo general ignora es el nombre del autor de la escultura. Se llama Gustavo Arcila Uribe. Nació en Rionegro, Antioquia, en marzo de 1895, y falleció en Bogotá en 1963, ciudad a la que su familia se había desplazado en 1909. Terminó sus estudios en el colegio de San Bartolomé y luego se inició en la carrera del arte. En su sangre llevaba marcada esa impronta, y pronto comenzó a sobresalir, por su talento, disciplina y convicción, como aventajado cultor del mundo artístico.

De ahí en adelante conquistó los niveles más altos de la realización y el prestigio. En los años 20 obtuvo en Chicago el Premio Shaffer por El sermón del monte, obra calificada como “la mejor composición escultórica ideal”. Era la primera escultura de un colombiano que lograba un premio internacional en los inicios del siglo XX. De la misma época son El interrogante y La voluntad.  

En 1928 viajó a Roma y luego pasó a París y Sevilla. En 1930 regresó a Colombia y comenzó la época de su mayor producción, plasmada en bocetos, bustos y monumentos dedicados a grandes personalidades y aspectos de la vida nacional. Maravillan la expresividad del rostro, la profundidad de la mirada y la autenticidad de otros aspectos del cuerpo humano esculpidos por el artista.

En la etapa final se consagró al arte religioso. En el monasterio del Santo Ecce Homo de Villa de Leiva dejó las imágenes de Jesús Crucificado. En la iglesia de Valmaría, en Usaquén, Bogotá, fueron talladas 4 estatuas y las 14 estaciones del Vía Crucis. En el seminario aledaño, de los sacerdotes eudistas, se localizan 52 obras suyas.

El recorrido de este artista magistral fue documentado por su hijo Eduardo Arcila Rivera, con la colaboración del arquitecto e investigador Óscar Posada Correa, en maravilloso libro –que tuve el placer de leer y admirar en estos días– editado por la Alcaldía Mayor de Bogotá, en el 2010, y que lleva por título Gustavo Arcila Uribe: armonía plástica de un pensamiento. 

El Espectador, Bogotá, 16-VII-2022.
Eje 32, Manizales, 15-VII-2022.
La Crónica del Quindío, Armenia, 17-VII-2022.

Comentarios 

Hoy me enviaron desde Alemania tu columna de El Espectador sobre la Virgen de Gustavo Arcila en Guadalupe. Te agradezco mucho este lindo artículo que honra la memoria de mi papá y enseña a las nuevas generaciones quién es el autor de este maravilloso monumento. Sólo imaginar el andamio que tuvieron que construir en las ventiscas del páramo del Verjón produce escalofrío. Eduardo Arcila Rivera.

Gustavo Arcila Uribe dejó un maravilloso legado, obras que vemos y no sabemos que son de él, como la Virgen de Guadalupe que nos cuida a todos los que vivimos en Bogotá y no sabíamos ni siquiera quién la dejó allí para semejante tarea. Debe vivir con mucho trabajo en una ciudad donde a diario se viven tantas angustias por la inseguridad y la injusticia social. Cuando vayamos a Villa de Leiva sería buenísimo ir a visitar al Jesús Crucificado y conocer de cerca esta otra obra. Liliana Páez Silva, Bogotá.

Como sucede con muchos habitantes de Bogotá, nunca he visitado el cerro de Guadalupe. Y por supuesto, ignoraba el nombre del artista que elaboró la estatua de la Virgen que lo domina. Por tu artículo me entero de Gustavo Arcila Uribe y de su inmensa obra. Como te lo he dicho anteriormente, alabo tu empeño en destacar a figuras de la cultura que son desconocidas por el grueso de la gente, pero que han dejado obras literarias, musicales, arquitectónicas, etc. de mucho mérito. Eduardo Lozano Torres, Bogotá.

Todos los honores y agradecimientos y admiración para el genio escultor de Gustavo Arcila Uribe. Personaje que ha dejado una huella monumental en el silencio de su magnífica creación. Su hijo Eduardo heredó, por un camino diverso, el de la palabra, esa madera que se talla en la sangre. Me recordó, de igual manera, al escultor Rómulo Rozo, boyacense, quien también vivió y murió en México, dejando en Mérida otra obra digna de reconocimiento. Inés Blanco, Bogotá.

Muy ilustrativa columna. Nadie es ajeno al monumento, ¿pero quién se pregunta por el escultor? name last (correo a El Espectador). 

Qué maravilla conocer personajes olvidados de nuestra historia, del arte, la política, la ciencia, en fin, todo es historia nuestra. Picuto (El Espectador).

Maravillosa columna. Nuestro arte lleva gestándose mucho más tiempo del que somos conscientes. Mégas Aléxandros (correo a El Espectador).

Apreciado Eduardo: Te cuento que fui con mi familia a visitar el monasterio del Ecce Homo, donde está el yeso “Jesús en la cruz” pintado al óleo por tu papá. Preciosos tesoros. Conforta saber que el monasterio, la iglesia, el museo, el cementerio, los prados y lugares adyacentes se conservan con todo esplendor a pesar del transcurso de los siglos. Gustavo Páez Escobar (15-VIII-2022).

Museo del Oro Quimbaya

viernes, 8 de julio de 2022 Comments off

Por Gustavo Páez Escobar 

Fue fundado en la ciudad de Armenia por el Banco de la República, en julio de 1986, y el diseño arquitectónico lo elaboró Rogelio Salmona, obra que lo hizo acreedor al Premio Nacional de Arquitectura de 1988. Tuvo un cierre cercano a los 3 años, debido a un programa de recuperación y preservación que obedeció al desgaste natural producido por 36 años de funcionamiento y a la necesidad de fortalecer la estructura.

El museo contó con la valiosa gestión de Hugo Palacios Mejía, oriundo del Quindío, quien como gerente general del Banco de la República puso todo su empeño para sacar adelante la construcción con la grandiosidad que hoy ostenta, y fue inaugurado en el gobierno de Belisario Betancur. Era gerente regional del banco el agrónomo Josué López Jaramillo, otro entusiasta eslabón de este gran suceso cultural.

La importante colección arqueológica está situada en sitio ideal, que es el Quindío, para resguardar el patrimonio aportado por las civilizaciones quimbaya, calima, muisca, tairona, tumaco, nariño y otras tribus indígenas. En estas piezas de inestimable valor, constituidas por infinidad de objetos en cerámica, esculturas de piedra, madera, hueso, textiles y diferentes elementos, resurge todo un pasado guerrero, laborioso y artístico, que de todo eso había en aquellas mentes y voluntades que hoy no alcanzamos a comprender en su exacta dimensión.

Los poporos indígenas son reales piezas de arte aborigen concebidas como utensilios útiles para la vida cotidiana, y encierran misterio y fascinación. Se calcula que el poporo quimbaya exhibido en el Museo del Oro de Bogotá fue fabricado hacia el año 301 a. C. Su proyección en el tiempo hace pensar en la propia inmortalidad del espíritu indígena.

Si pasamos a los artículos de oro, que los hay en las formas más diversas, extrañas y deslumbrantes, tenemos que inclinarnos ante la magnificencia del ingenio creativo que viene de las comunidades indígenas. Este hecho certifica la identidad cultural de la región, que a veces se olvida. Es el Quindío tierra de guacas por excelencia. Allí se escarba y se escarba la tierra y siguen saliendo tesoros y más tesoros que brillan como una fantasía. Nada tan indicado, por lo tanto, como que el Museo del Oro Quimbaya esté erigido en este territorio legendario, cuna de mitos, leyendas, patasolas y lloronas en eterna cofradía.

Este 16 de junio se abrieron de nuevo las puertas del museo. Allí surgirán nuevas atracciones: un centro de documentación virtual, auditorio con tecnología y acústica de máxima calidad, sala infantil, jardín botánico, moderna sala de exposiciones, todo rodeado de plantas y palmeras ornamentales, de senderos y surcos de agua.

Sin embargo, Josué López Jaramillo, que como exgerente del Banco de la República conoce muy bien la obra, me hace esta observación: “El municipio no ha sido capaz de abrir la calle por el costado sur, conformado por matorrales y chamizas, lo que constituye motivo de inseguridad, además de ofrecer mal aspecto estético”. Ojalá la alcaldía local revise esta falla.

El Espectador, Bogotá, 2-VII-2022.
Eje 21, Manizales, 1-VII-2022.
La Crónica del Quindío, 3-VII-2022.

Comentarios 

Con alegría y un poco de pesar he leído la columna acerca de la reapertura del Museo del Oro Quimbaya. Digo alegría porque se abre remodelado y con nuevas propuestas y salas para su disfrute. Y digo tristeza por la desidia de las autoridades para acatar la sugerencia de encerrar la parte sur que representa un peligro enorme para los tesoros que en él se conservan, según lo manifiesta el doctor Josué López Jaramillo. Conocí el museo hace unos 15 años. Es maravilloso y la edificación, magnífica. Gracias por rescatar estas memorias. Inés Blanco, Bogotá.

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