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Huelga de sexo

sábado, 11 de febrero de 2012

Por: Gustavo Páez Escobar

Nunca calculó Aristófanes (445 a.C.) que Lisístrata, escrita hace 2.422 años, llegaría a convertirse en incitación para adelantar las huelgas de sexo que se han cumplido en distintas partes del mundo. En los tiempos modernos, las mujeres vinieron a entender la lección de esta comedia y la han utilizado como arma poderosa para ganar sus arduas batallas.

La astuta y enérgica Lisístrata acaudilló un grupo de mujeres de Grecia para instar a sus maridos a deponer las acciones guerreras que se libraban en Peloponeso. Como este anhelo no era nada fácil de conseguir, las esposas los sometieron a la abstinencia sexual. La medida resultó efectiva.

En Colombia, un día llegó a manos del general Manuel José Bonnet la jocosa pieza de Aristófanes, y el militar, con ese constante humor que lo caracteriza, y a sabiendas de que el sexo es de las pocas cosas que nunca cambian en el mundo, propuso a las compañeras y amantes de guerrilleros y paramilitares que se negaran a complacer las ansias de sus hombres como camino para obtener un acuerdo de paz.

La fórmula no le funcionó al general. Pero le quedó gustando el discurso. Años después, como gobernador del Magdalena, región muy propensa a las trampas electorales, dio esta receta a un grupo de mujeres de la zona bananera: “Si su marido va a vender el voto, dígale: mi amor, a esta cama usted no vuelve”.

En el reciente Festival de Cannes fue presentada la película que lleva por título La fuente de las mujeres, donde su director, Radu Mihaileanu, reproduce en otro escenario la comedia de Aristófanes. Se trata de un pueblo pequeño donde las mujeres, bajo los ardientes soles africanos, deben transportar, desde lo alto de una montaña situada en una aldea remota, el agua que se consume en el pueblo. Ante lo cual se rebela un día Leila, joven esposa que, cual otra Lisístrata, propone a sus compañeras realizar una huelga de sexo. Santo remedio: en adelante son los hombres los encargados de trasladar el agua.

Acción similar ocurrió en febrero de este año contra los políticos belgas que no se ponían de acuerdo para formar un nuevo gobierno. La causa la lideró una senadora que, recordando un hecho parecido que había ocurrido dos años atrás en Kenia, convocó a la abstinencia sexual. El nuevo gobierno quedó constituido a los pocos días, conforme había sucedido en Kenia.

Por último, y omitiendo otros casos de esta moda contagiosa que amenaza la estabilidad de cualquier pareja en el momento menos pensado, está el capítulo de las 300 mujeres de Barbacoas (Nariño) que iniciaron brutal embestida contra sus resignados adanes (con privación de lo que ya se sabe), por no ser capaces de conseguir el arreglo de la trocha –como la llaman– que comunica al pueblo con el resto del país. Son 57 kilómetros de vía intransitable, llenos de huecos, charcos y barrizales, que llevan hasta Junín, el municipio más cercano.

Barbacoas nunca ha tenido carretera. Es un pueblo huérfano de la protección oficial. Tampoco ha tenido hombres de empuje, briosos de verdad, según lo denuncian estas fogosas evas que se pusieron los pantalones para asumir el liderazgo de la comunidad. Ya llegaron hasta Pasto, bajo el mando implacable de la jueza Maribel Silva, quien no solo sabe de leyes severas sino de dolorosos castigos para la pobre masculinidad apabullada del municipio minero que no ha logrado salir de su atraso secular.

Algunos maridos han tenido que acampar en el quiosco de la plaza mientras se amaina la tempestad. Se ignora cuánto tiempo durará la penitencia sexual, que en cualquier caso afecta por igual a hombres y mujeres (pero con mayor razón a esta gente del Pacífico, de sangre caliente). Lo cierto es que la huelga se ha sentido en toda Colombia. Y surgirán otras lesístratas que seguirán el ejemplo con igual arrojo, sobre todo después de enterarse de la llegada de la maquinaria oficial –como tiene que suceder– a este olvidado municipio de 22.000 almas y de muchas esperanzas frustradas.

A todas estas, Aristófanes debe estar muerto de la risa, como comediógrafo y poeta de su época, por haber sabido llegar a nuestro mundo actual 2.422 años después de creada su gran heroína, la mayor chantajista de sexo que se conozca.

El Espectador, Bogotá, 6-VII-2011.
Eje 21, Manizales, 7-VII-2011.
La Crónica del Quindío, Armenia, 9-VII-2011.

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Comentario:

Tu columna está muy bien, sólo déjame decirte que Bélgica sigue sin gobierno y ha batido ya todos los récords mundiales en la materia. En el año ya largo que Bélgica lleva «sin» gobierno, durante seis meses ha cumplido mejor que nunca su papel de presidente rotativo de la Comunidad Europea, y los belgas no han conocido otro periodo mejor de calma en su vida política, tanto que los humoristas se preguntan si no sería mejor que Bélgica continuase en ese statu quo de gobierno en funciones (el anterior dimitido). La paradoja parece ser que Bélgica es mucho más gobernable «sin» gobierno que con uno jurado ante el Rey. Dicho sea de paso, por si te vale para tu columna: el consejo de ministros belga es el único del mundo en el que intervienen intérpretes, porque los ministros flamencos, aunque lo entienden, se niegan a hablar en francés, y los valones de todos modos no entienden neerlandés. Ricardo Bada, Colonia (Alemania).

Apreciado Ricardo: En efecto, no ha sido suficiente la amenaza de la senadora belga de no tener las mujeres sexo con sus maridos. Las huelgas de sexo son más teóricas que reales. Más de teatro y picaresca –con la inmortal Lisístrata como protagonista– que efectivas en la intimidad de las parejas. Pienso en los contrabandos de sexo que ocurren con las mujeres de Barbacoas, ¿no lo crees? Lo importante es que consigan su carretera. GPE

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