Inicio > Panorama nacional > La borrosa imagen presidencial

La borrosa imagen presidencial

jueves, 15 de diciembre de 2011

Por: Gustavo Páez Escobar

El presidente Samper no ha contado con la suerte de una imagen nítida. La aparición de los narcocasetes en los pro­pios momentos en que se pregonaba su triunfo electoral se convertiría en signo aciago para su administración. Y no ha logrado, a pesar de las acciones contun­dentes desplegadas contra el cartel de Cali, tener la credibilidad de los co­lombianos.

El rumor de que su campaña estuvo alimentada por los dineros del narcotráfi­co no ha cesado de caminar por el país como una sombra persistente.

Ya hemos oído los repetidos mensajes optimistas sobre la reducción a rejas de los principales jefes del cartel y la incau­tación de valiosos equipos y archivos que antes parecían impenetrables. Nadie ig­nora estos avances significativos dentro de la lucha contra la corrupción. Existen otros aciertos que también merecen aplau­so, y no pueden subestimarse la volun­tad y el esfuerzo del mandatario para ata­car, todavía sin esperanzas, el flagelo de la guerrilla.

A pesar de que el balance del primer año pueda resultar más positivo que negativo, la imagen presidencial continúa borrosa.

El cheque de los 40 millones aporta­dos por el cartel hace crecer la sombra de sospechas. Son detenidos el tesorero de la campaña y el exministro Fernando Botero, mientras el Presidente se lava las manos con el argumento de que los fon­dos del narcotráfico ingresaron con des­conocimiento suyo. Tal aseveración no convence a nadie.

El porvenir de la nación es incierto cuando no hay fe en la palabra de los gobernantes. Si en los días de la euforia electoral se ofreció que no habría más impuestos, y más tarde el ministro Perry presenta un proyecto de ley donde se pla­nean nuevos tributos disfrazados, hay derecho a desconfiar.

El candidato Samper ofreció que el Banco Popular no sería privatizado. Ya en el gobierno, el instituto se encuentra en venta como fórmula para arbitrar recursos con destino a su ambicioso Sal­to Social, idea que no logra progre­sar. Además, y dicho sea de paso, es in­audito que en este banco oficial no se haya dado solución al pliego de peticiones que ha debido comenzar a regir desde el mes de enero.

Es preciso, para salir del ambiente de incertidumbre que hoy se apodera de los colombianos y no deja avanzar al país, que exista claridad en los altos mandos del Estado. De lo contrario, seguiremos en las nebulosas.

La Crónica del Quindío, Armenia, 21-VIII-1995.

Comentarios cerrados.