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Palma de cera

miércoles, 13 de diciembre de 2017

Por: Gustavo Páez Escobar

En el recorrido que en 1801 hizo Humboldt por la cordillera Central colombiana se maravilló con dos plantas de sorprendente belleza, que no eran conocidas por los europeos: la palma de cera y la guadua. La palma de cera está concentrada en la cuenca del río Tochecito (Tolima) y en el valle de Cocora (Quindío), sitios donde vegetan 600.000 palmas de las 700.000 que existen en Colombia. Por otra parte, es la región con más palmas de cera en el mundo.

En la carretera que va de Cajamarca (Tolima) a Salento (Quindío) se encuentra el lugar conocido como Tochecito, ubicado en el corregimiento de Toche, el que conecta con el valle de Cocora y entre los dos forman el territorio de la palma de cera. Hasta hace poco Tochecito era sede de las Farc y hoy disfruta de sosiego tras el acuerdo firmado con el grupo guerrillero. Al fin sus habitantes conocieron el beneficio de la paz.

Uno de los mayores atractivos del Quindío está en Salento y su valle de Cocora. Allí los turistas, fuera de disfrutar del espectáculo de la soberbia naturaleza, se embelesan ante la majestad de la palma de cera (Ceroxylon quindiuense), cuya altura llega en promedio a 60 metros y puede vivir 100 años. Las hay que superan los 80 metros y viven mucho más del siglo.

Por medio de la ley 61 de 1985 esta especie fue declarada “árbol nacional de Colombia”. También se contempló la creación de parques o santuarios para proteger este tesoro, lo mismo que para amparar la zona contra los depredadores o el simple deterioro de la tierra. Esto no se ha cumplido.

Aparte de dicha omisión, surge el hecho de que algunas personas o empresas están utilizando la tierra para el cultivo en el valle de Cocora del aguacate hass (originario de una semilla guatemalteca fertilizada en California, en 1926, por Rudolf Hass).

La Fundación Bahareque de Salento, defensora del patrimonio ambiental y cultural del Quindío, se pronuncia sobre este hecho en la edición de El Quindiano del 5 de este mes: “Estamos muy preocupados porque en el valle de Cocora, uno de los paisajes más hermosos de Colombia y el mundo, están sembrando grandes plantaciones de aguacate hass para la exportación”.

La misma inquietud la sienten entidades como el Jardín Botánico del Quindío, el Instituto Humboldt y la Fundación Cosmos. En el Quindío hay una protesta general contra la pretensión de cambiar la esencia de la tierra emblemática. Néstor Ocampo, director de la fundación ecológica Cosmos, dice que “empieza a morir el paisaje de Cocora y a nacer en su reemplazo el paisaje del aguacate hass”.

Es preciso que Patrimonio Cultural considere este asunto de vital importancia en su reunión del próximo 11 de diciembre. Se trata de dos reservas valiosas del país, las de Salento y Tochecito, que por lo tanto deben mirarse con el rigor que ha dejado de prestárseles. Es el Estado el que debe poner coto a este atropello contra la reliquia ecológica establecida en la ley atrás citada, y dar pasos urgentes para declarar la zona como santuario nacional.

Eje 21, Manizales, 8-XII-2017.
El Espectador, Bogotá, 9-XII-2017.
La Crónica del Quindío, Armenia, 10-XII-2017.

Comentarios

En octubre de este año visité los montes de Cocora, admiré la belleza de nuestro árbol nacional y noté un par de cosas que me parece oportuno señalar: 1) no vi palmas jóvenes ni semilleros creciendo; 2) en los potreros donde estaban las palmas de cera pastan vacas. Estas tierras tienen propietarios privados y nada indica que pertenezcan a la nación. Un habitante de la región me comentó que las vacas pastan y también se alimentan de las semillas que caen de los árboles. Esta situación amenaza el ciclo de reproducción de la palma. tomasfuribe (correo a El Espectador).

Una vez más te manifiestas como conocedor del tema y eterno enamorado de tan bella y próspera región a la que te ligan tantos nobles y patrióticos sentimientos de antaño y hogaño. Carlos Martínez Vargas, Fusagasugá.

Quiero felicitarlo por su columna sobre el cultivo de aguacate hass en el valle de Cocora. Este fin de semana estuve de visita en este maravilloso lugar y pude constatar los avances en las plantaciones de este producto. Realmente es preocupante cómo se amenaza lo que queda de la palma de cera, la flora y fauna de la zona. Todo a cambio de la ambición de unos pocos. No podemos quedarnos callados ante semejante atropello. Carlos Humberto Parra López, Medellín.

Personalmente creo que el cultivo del aguacate será arrollador y no tendrá contemplaciones con nuestra emblemática palma, pues las exportaciones de la fruta se han visto incrementadas en forma desmesurada y creo que se acaban de firmar con China y otros países convenios para ello. Ojalá se piense con ánimo ecológico y se pueda llegar a un estado que no perjudique ninguno de los dos productos. Eduardo Lozano Torres, Bogotá.

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