Inicio > Manifestaciones > De Gaspar (Rodrigo Ramírez Cardona)

De Gaspar (Rodrigo Ramírez Cardona)

martes, 18 de agosto de 2009

(La Patria, Manizales, 6 de marzo de 1982)

Gustavo Páez, ya se sabe, es hombre asentado desde hace años en la ciudad de Armenia, donde Páez con otros escritores quindianos ejercen al modo de cierto magisterio intelectual. Prosista de buena ley, Páez Escobar, además de colaborar en La Patria y en El Espectador, es autor de libros y ensayos que se leen con interés y con innegable encanto.

No en vano, Gustavo Páez Escobar maneja una escritura clara, fácil, que en ocasiones la recorre un suave y fino lirismo. Ahora Páez ha publicado su último libro, El sapo burlón, una serie de cuentos que algunos de ellos huelen a musgo fresco o a tierra mojada de la más entrañable tierra provinciana.

Escribir cuentos no es tarea fácil. Con el cuento ocurre análogamente lo que con el soneto, que en sólo catorce versos, el autor debe expresar su mensaje poético en forma completa. En el cuento se exige rigor en la escritura, densidad en la historia, síntesis en la ideación de los caracteres, brevedad y concisión. Estas categorías y otras que no se mencionan, permiten decir que el cuento es una especie literaria de trabajosa realización.

Hubo y hay maestros en el género, Chéjov, Maupassant, William Faulkner, Cortázar, García Márquez, para no citar sino los que se nos vienen a la memoria, y hubo casos como el de Ernest Hemingway que en el ejercicio del cuento fue formidable, mas no en la novela, donde el escritor norteamericano, con la excepción de El viejo y el mar, no las tuvo todas consigo y su escritura novelística se resiente de notables defectos.

Pero volviendo a nuestro cuentista Gustavo Páez Escobar, el escritor nos ofrece en El sapo burlón unos relatos admirables; en una prosa pausada, que se ciñe al concepto como la piel al hueso, Páez no se entretiene en los juegos líricos meramente con los cuales podrían perderse sus criaturas, sino que las deja jugar, casi desnudas, en el contexto de su breve escritura.

Son pues, sus personajes, gentes que viven no solamente allí en el libro sino como que se salen de sí mismas para estar con el lector. Y algo finalmente me llamó la atención en Gustavo Páez Escobar y especialmente en su última obra que en forma breve se comenta. Páez parece confesar, según sus cuentos, el concepto de que el hombre asiste a una realidad trunca, en falencia; una realidad incompleta como un muñón, lo que excluye de suyo, en sus cuentos, el final feliz.

 

Categories: Manifestaciones Tags:
Comentarios cerrados.