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Cita con Boyacá

viernes, 11 de noviembre de 2011

Por Gustavo Páez Escobar

Palabras iniciales del libro Cita con Boyacá, en vía de publicación por la Academia Boyacense de Historia (libro que al fin no se publicó).

Todos los caminos de este libro conducen a Boyacá. Son escritos ocasionales que han surgido en diferentes épocas, con emotividad y en tono coloquial, sobre hechos, personas y paisajes de mi tierra. Estos temas mantienen una intención, una identidad: mi amor por Boyacá. Es la atracción mágica que ha brotado en quien entiende el vínculo con la tierra como la afirmación del carácter. Y siente el llamado telúrico como un compromiso de la sangre, como un sello de la raza, como un honor irrenunciable.

Cuando se me pidió un libro sobre Bo­yacá, pensé de inmediato en mis notas dispersas por periódicos y revistas como la respuesta apropiada para demostrar que ya estaba escrito. Javier Ocampo López, presidente de la Academia Boyacense de  Historia y pro­motor de la cultura regional, sabe que un libro es la suma de múltiples emociones, de permanentes esfuerzos. Agregándole otros capítulos a esta obra que entrego a Boyacá, como lo he hecho para reforzar una idea, y no para llenar espacio, cumplo con la ilusión del escritor que celebra su propio regocijo. Volver a la parcela natal por los hilos del afecto y la retrospección del alma es nacer de nuevo. Es la manera auténtica de encontrarse con uno mismo y hallar la explicación de su propia existen­cia.

El hombre será siempre eco de su provincia. No podrá prescindirse de la marca de la tierra, como tampoco puede romperse, aunque se quisiera, el li­gamento de la estirpe. Se nace y se muere en función de tierra. Es un sino inevitable. La patria chica da personalidad y crea res­ponsabilidades.

No se piense descubrir en estos escritos nada diferente a un acto de presencia en la vida de mi departamento. Soy, por naturaleza y formación, enemigo de los textos pesados. Y más de los tonos doctora­les, que suelen fatigar y volverse pedan­tes. Prefiero la crónica ligera, desprovis­ta de artificios y elaborada con sutileza y amenidad.

Reúno aquí variados enfoques sobre el acontecer literario, histórico y humano de mi tierra, de esta Boyacá de sacrificios y epopeyas, de resignaciones y glorias, de recatos y virtudes, de mujeres castas y hombres virtuosos. Boyacá, la de los labriegos y los pensadores, la de los políti­cos y los militares, la de los eclesiásticos y las gentes de bien, la de los horizontes turísticos y la despensa agrícola, es territorio fértil para la libertad y la inteligen­cia. El país sabe que en Boyacá hay una brújula tendida hacia la patria.

Este libro es un canto a mi raza boyacense. Es la respuesta del viajero de muchos cami­nos que hoy se detiene a la vera de sus propios escritos para rendirle home­naje a su rincón telúrico. Y vuelve, como en el caso de los amantes seguros, a cumplir su cita con Boyacá.

Revista La Crónica del Oriente, Tunja, agosto de 1989

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