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Los 30 años de Nivel

martes, 1 de noviembre de 2011

Salpicón

Por: Gustavo Páez Escobar

En el Palacio de Bellas Artes de Ciudad de Méjico se rindió hace poco grandioso ho­menaje a Germán Pardo García con motivo de llegar Nivel, su espléndida y batalladora gaceta cultural, a los 30 años de existencia. Los escritores del país azteca y la embajada de Colombia testimoniaron así su admiración a este genio de la poesía que corona, con la tercera parte de Últimas odas –próxima a salir al público–, una de las producciones más laboriosas y fulgurantes de la poesía universal.

Germán Pardo García está considerado el poeta contem­poráneo más importante del mundo. Según opinión de José Jurado Morales, es superior a Pablo Neruda. Diferentes ins­tituciones culturales, tanto de Colombia como de otros países, lo han postulado varias veces al Premio Nóbel de Literatura, pero él, reacio a los honores, dice que no nació para portar condecoraciones sino para flotar entre sombras y adversi­dades. «Yo soy la gota de agua de la izquierda, la que cayó sobre terreno pobre», exclamaba en 1971.

Se halla próximo a cumplir 86 años. Nacido en Ibagué el 19 de julio de 1902, reside en Méjico hace 55 años y desde allí –la patria que lo acogió con calor maternal– ha lanzado a los vientos su mensaje monumen­tal: una de las poesías más be­llas que se hayan escrito en el mundo. Formado en los rigores del pensamiento griego, disci­plina que ha sido la orientadora de toda su obra, desde los 16 años de edad era el escogido de los dioses que divagaba por el cosmos con su palabra ilumi­nada y sus ideas audaces.

Su vocación no puede ser más ní­tida, ni su poesía más vigorosa. Con cerca de 40 libros publi­cados y con infinidad de versos que mantiene inéditos, ha sido uno de los poetas más fecundos y desconcertantes de la hu­manidad.

En 1958 le sugirieron la idea de crear una revista, y a los pocos días nacía este órgano independiente dedicado a di­vulgar los valores literarios de Colombia y de Hispanoamérica. Al no aceptarse en sus páginas avisos publicitarios ni contar con auxilios oficiales, ha sido el propio director el principal financiador de la revista. Su capital, en mengua permanen­te, ha tenido que hacer milagros para no dejar morir a su criatura espiritual, que es parte de su existencia.

El poeta ve  con dolor que no puede prolongar por más tiempo la vida de la gaceta. Se siente ya incapaz de sostenerla, tanto por los quebrantos de salud que cada vez lo maltratan más, como por las duras cir­cunstancias económicas que ha tenido que sortear en los últi­mos tiempos.

Breve y dra­mático mensaje que recibo con el número 297, así lo anuncia: “Nivel  se acabó con su edición de abril. La ancianidad, el dolor, la pobreza me derrotaron. Paz y esperanza, Germán».

Sería para el mundo de las letras pérdida sensible la desaparición de Nivel; noticia dolorosa para quienes sabemos lo que ella significa como ele­vada cátedra del pensamiento y la belleza. Los escritores de Colombia, sobre todo, verían extinguirse una de las tribunas más solidarias con las luchas del espíritu.

Los médicos que hoy atienden a Germán Pardo García le prescriben, como ironía, que no suspenda jamás a Nivel, porque esa es la llama que le da vida. Es su propia sangre, su álter ego. El Gobierno de Colombia, a través de sus órganos de cul­tura, lo mismo que prestantes figuras nacionales que pueden hacerlo, deben acudir en pro­tección de nuestro benemérito compatriota. Le falta oxígeno espiritual. Nivel también ne­cesita apoyo económico para que no tenga este triste final.

*

Germán Pardo García, el mayor poeta vivo del mundo, ha sostenido por 30 años, entre batallas y fortalezas, esta bandera colombiana que tre­mola por los aires universales como una afirmación de la pa­tria. Nivel es Colombia.

El Espectador, Bogotá, 28-V-1988.

 

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