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Al rescate de la Universidad del Quindío

viernes, 11 de noviembre de 2011

Por: Gustavo Páez Escobar

Uno de los programas prio­ritarios de Mario Gómez Ramírez, que anunció al posesionarse de la gobernación del departamento, es el res­cate de la Universidad del Quindío. El alto déficit que registra la entidad se ha venido agravando en los últimos años hasta verse hoy afectada por aguda crisis que frena su de­sarrollo económico y su cali­dad académica.

No se ha logrado mantener al centro docente protegido contra las ambiciones políti­cas. A esto obedece el deterio­ro actual. Todo el mundo sabe en qué forma se ha abusado de los recursos presupuestales para satisfacer afanes burocráticos mediante la creación de cargos innecesarios y la designación de personas in­competentes. A lo anterior se suman los alegres despilfarros.

Cuando los fondos de la educación se malgastan, son los estudiantes, y por con­siguiente la sociedad, los mayores perjudicados. La la­bor del rector actual, Henry Valencia, debe guiarse por una seria política de control del gasto y elevación del nivel académico. El paso siguiente es conseguir fondos amplios para impulsar la entidad hacia superiores metas de progreso.

Fui testigo, durante mi es­tadía en Armenia, de sucesi­vas crisis en el manejo de la Universidad. En una de esas emergencias la salvó Fabio Arias Vélez mediante una dinámica y prudente gestión. En su segunda rectoría –y a ella me refiero– halló el or­ganismo asfixiado por las deudas y nadando en el caos.

La labor de recuperación fue lenta, pero firme, hasta lograrse superar los descalabros y for­talecer las finanzas en banca­rrota. Fabio Arias Vélez fue gran rector de la Universidad del Quindío. La clave de su éxito se explica en el sentido gerencial con que desempeñó su cargo. Otro de los rectores, por el contrario, se dedicó a crear burocracia y derrochar el presupuesto.

Hoy el déficit financiero atenta, en materia grave, con­tra el Alma Máter de los quindianos. Este es el resultado de muchas improvisaciones. Es preciso, por lo tanto, bus­car fórmulas sabias para resti­tuir la estabilidad que se dejó perder.

La Crónica del Quindío, Armenia, 24-II-1992.

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