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La causa de César Augusto

viernes, 16 de diciembre de 2011

Por: Gustavo Páez Escobar

A distancia, pero con especial interés, sigo en Bogotá las noticias sobre las cam­pañas políticas que se adelantan en el Quindío para la elección de representan­tes al Congreso de la República. A algu­nos de los aspirantes los conozco perso­nalmente; a otros, de lejos; y de otros sólo he oído hablar por comentarios de los pe­riódicos.

Voy a referirme en esta nota a una persona a quien he tratado y de quien conozco sus ejecutorias: César Augusto Mejía Urrea. Cuando en 1983 partí del Quindío, él estaba al frente de la Alcaldía de Armenia. Por aquellos días iniciaba sus pasos en la vida públi­ca, pero ya eran evidentes su vocación de servicio y su preocupación por el desarro­llo del departamento.

Era un espíritu abierto a cuanto acon­tecía en el Quindío. Lo escuché en reunión de amigos, hace más de 15 años, exponiendo los problemas palpitantes del momento y aportando ideas claras para resolverlas, y a la vez destacando los valo­res de la región. No muchos sabían que Mejía Urrea era un líder cívico que se preparaba con discreción para acometer las grandes causas regio­nales en que lo hemos visto comprometi­do en los últimos tiempos.

Como profesional de la construcción ha estado vinculado a importantes proyectos que han contribuido en forma sustantiva al progreso de Armenia. En la vida pública ha dejado rastros de su áni­mo progresistas, de sus obras por el bien­estar de la comunidad y de su conducta moral.

El Quindío es su bande­ra. César Augusto piensa siempre en función de su tie­rra. Será, por lo tanto, vocero auténtico de las ne­cesidades quindianas al ser designado el próximo domin­go, como parece que habrá de ocurrir,  representante a la Cámara. Cuando en el pa­sado reciente sacrificó una prominente posición regional a fin de reservarse para el nuevo designio –donde ten­drá mayor eco nacional–, sin duda supo elegir bien. Cabe esperar que el voto popular sepa escoger este domingo fi­guras idóneas como la suya que saquen la cara por la región. De lo contrario serán votos ama­ñados que no representarán los intereses regionales.

El Quindío es para César Augusto una obsesión. Re­cuerdo un ama­ble y provechoso encuentro que tuve con él en mi último viaje a Armenia. Al enterarse de mi presencia en la ciudad, promovió una reunión de ami­gos en el Club América y en ella me expuso valiosos pun­tos de vista sobre la problemá­tica de la ciudad y del depar­tamento, análisis de induda­ble interés para el quindiano de corazón que siempre me he considerado, a quien intere­sa sobremanera el desarro­llo de su tierra afectiva.

En aquella tertulia pude apreciar no sólo su conoci­miento sobre la vida local y nacional, sino su preocupa­ción por los asuntos públi­cos. ¿Cómo no va a ser, por consiguiente, acertado personero de su comarca quien así se ha formado para la actividad pública? Me da la sensación de que la ciu­dadanía del Quindío sabrá elegir, por encima de maqui­narias y mañas políticas, sus mejores cartas para el bien común.

La Crónica del Quindío, Armenia, 4-III-1998.

 

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