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Humor en Calarcá

viernes, 11 de noviembre de 2011

Salpicón

Por: Gustavo Páez Escobar

Se adelantan los preparativos para realizar en Calarcá, en 1991, el II Festival Mundial del Humor Gráfico. El primer encuentro de humoristas se efec­tuó en la misma ciudad en 1989. En aquella oportuni­dad se logró la participación de 700 caricaturis­tas y 15 escritores que representaron 2.800 obras de más de 20 países. El patrocinador del evento fue la firma Danaranjo y además se contó con la colaboración del Ministerio de Relaciones Exteriores.

La entidad organizadora es la Fundación Proarte Calarcá, que tiene como sede la Casa de la Cultu­ra de dicha ciudad. Entre sus principales objetivos fi­guran la defensa de los derechos humanos, la recupera­ción del archivo municipal, la promoción cultural y el impulso de programas cívicos.

No es fácil la subsistencia de este tipo de orga­nizaciones cuando carecen, como ocurre en el presente caso, de apoyo oficial. Sin embargo, el primer festi­val constituyó completo éxito y así lo registró la prensa nacional. El costo de la reunión ascendió a $  20 millones, cifra que es demostrativa de los esfuerzos que hay que desarrollar en la búsqueda de los recursos económicos.

En la Villa del Cacique trabaja con entusiasmo un grupo de valientes calarqueños que va a sacar adelan­te el nuevo compromiso. Dicen ellos que no obstante las dificultades que surgieron, lograron lo más importante: «Demostrar a los colombianos indiferentes y a un Quindío escéptico nuestra capacidad y la fuerza de un equi­po de gente decidida a hacer cosas por la región y el país.

De nuevo la junta organizadora se enfrenta al ma­yor escollo: el costo del festival. Como la tesore­ría vive en situación precaria, es necesario tocar en muchas puertas, sobre todo del sector privado, para atender los gastos, que son similares a los de la reunión anterior: $ 20 millones.

Las empresas que se vinculen como patrocinadoras recibirán en compensación una serie de ventajas pu­blicitarias que divulgarán su nombre, tanto en Co­lombia como en el exterior, a través de afiches, ban­derines, catálogos y otros sistemas de comunicación. Cartel del Arte, de Bogotá, que asocia a numerosos caricaturistas colombianos, presta su asesoría para el buen éxito de esta cita del humor internacional.

Es deseable que el encuentro de 1991 vuelva a po­ner otra nota amable en el panorama de un país sumer­gido en serias dificultades sociales. En Calarcá se congregarán profesionales del humor que competirán con su ingenio y dejarán sus mensajes sobre la rea­lidad colombiana. Como eje de estas expresiones se propone el tema del Descubrimiento de América, en la proximidad de sus 500 años de vida, para que los artistas analicen tanto el hecho del surgimiento del nuevo mundo como del futuro en expectativa.

Hay varios premios en dólares, trofeos y mencio­nes de honor. Estos estímulos, tan convenientes en el arte, representan un acicate para mover la creati­vidad.

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El humor gráfico es una de las manifestaciones más agudas del espíritu. Colombia es país fértil en este campo de la inteligencia. Una buena caricatura habla más que un editorial escrito. La caricatura es un edi­torial dibujado y su ciencia reside en la penetración de sus sugerencias. El humor es cosa seria. Dijo Lyn Yutang: «La función química del humor es ésta: cam­biar el carácter de nuestros pensamientos”.

El Espectador, Bogotá, 21-XI-1990.

 

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