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El castigo de los inocentes (2)

lunes, 28 de octubre de 2013

Gustavo Páez Escobar

Después de mi artículo de la semana pasada que se refiere al alarmante estado de inseguridad que viven los clientes de la banca por la clonación de tarjetas y la adulteración de otros sistemas, ha caído en Bogotá un pez gordo de este delito. Detrás de él se esconde una poderosa banda criminal.

Se trata de Jorge M. Pachón, alias “Pachoviola, a quien la Policía atribuye, solo en los últimos cinco meses, el robo de datos de 8.000 usuarios de una entidad bancaria y el hurto de 15.780 millones de pesos. Es todo un profesional en la instalación de microcámaras y dispositivos en cajeros automáticos, para apoderarse de las claves y clonar las tarjetas. Este es un caso evidente de lo que sucede con la multitud de colombianos víctimas de tales maniobras, a quienes las entidades financieras niegan la devolución de los dineros robados, con el manido argumento de que las claves salieron de las tarjetas y por lo tanto el usuario es el responsable.

Dicha argucia, contra la que los usuarios estafados no tienen cómo defenderse, clama por acciones severas en el sector financiero, para que se corrija tal proceder, a todas luces injusto y leonino, que vulnera la ética bancaria y hace perder la confianza en el sector. Y que ocasiona graves perjuicios a las personas asaltadas en su buena fe.

Diversas expresiones se produjeron con motivo de mi artículo anterior, de las cuales selecciono las siguientes:

«Gracias por llevar a la luz pública este grave problema de impunidad para los defraudadores y de «lavado de manos» de nuestros billonarios bancos. He sufrido el robo de dos de mis cuentas y es al banco donde han «entrado» electrónicamente para saber mis claves. Pero ni el banco ni el supuesto «Defensor» hacen nada para devolver el dinero y proteger las cuentas. Albamor» (correo a  El Espectador). 

«Gracias por este buen artículo que revela el refinamiento de métodos delincuenciales en los que el fácil expediente del sector financiero es echarles la culpa a los defraudadores externos y alzarse de hombros. Alpher Rojas Carvajal», Bogotá.

«Siempre el «paganini» es el cuentahabiente, comparable con los desfalcos de la contratación en que el pueblo paga con los impuestos y la justicia premia a los estafadores con castigos ínfimos tanto monetariamente como con mínima cárcel. Humberto Escobar Molano», Bogotá.

«Eso es abordar con autoridad un tema. Todo avance tecnológico presenta, siempre, una faz negativa. Así ha ocurrido desde que el hombre habita la tierra, pero no resulta justo que el usuario, casi en toda ocasión, el de menos recursos, termine siendo la víctima de la falta de controles de las entidades financieras y de los organismos de vigilancia de ellos. Gustavo Valencia García», Armenia.

«Aquí se legisla para mantener y aumentar las prerrogativas de los bancos. ¿Cómo es posible que una chequera de 30 cheques valga $130.000, que en proporción a su tamaño es más cara que un libro de medicina? Carlos Abdul» (correo a El Espectador). 

«Si los bancos son obligados a responder, ahí sí se acabará este robo o fraude descarado, o llegará a la mínima expresión. Lira» (correo a El Espectador). 

«En días pasados me llamaron de la entidad financiera para ofrecerme el famoso seguro antirrobo de mi tarjeta de crédito. Esto me hizo cuestionar las garantías que me ofrece la entidad que me presta el servicio de crédito (Colpatria). ¿Cómo así que yo tengo que asumir el costo de protección? Encima de pagar una altísima cuota de manejo que me cobran, encima del interés oneroso por los dineros utilizados, encima de las comisiones que me roban por pedir un simple extracto… Lo ancho para ellos, lo angosto para uno. Aristóbulo Socarrás» (correo a El Espectador).

El Espectador, Bogotá, 20-IV-2012.
Eje 21, Manizales, 20-IV-2012.
La Crónica del Quindío, Armenia, 21-IV-2012.

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Comentarios:

Conocí a alguien a quien le clonaron una tarjeta en Inglaterra. Fueron tres mil libras. Pero mi amigo no perdió ni un peso. El banco le restituyó el dinero. Los bancos en Colombia abusan mucho del usuario. Tratan muy mal a los clientes, no se hacen responsables de nada. Es un horror. Mariadolores (correo a El Espectador).

Felicito su valiente opinión, en este país donde nuestros mandatarios prefieren salvar un banco en quiebra que un hospital en crisis. Callaron al ministro de Hacienda, que hablaba de poner en cintura a los bancos, y no se volvió a hablar del 4xmil y de los intereses de usura. La indolencia y abusos de los bancos es atroz y no existe ninguna entidad ni autoridad que defienda a los usuarios víctimas. La atrocidad de los bancos tiene mucha tela de dónde cortar. No es el sector industrial o el agrícola el que presenta inmensas utilidades cada año, sino el financiero, que obtiene sus desbordadas ganancias a costa de «banquear» a la gente. Carlos Alfredo Roncancio Roncancio.

El 23 de julio de 2009 consulto mi saldo y veo con gran sorpresa y asombro que me han retirado la suma de $14.499.004 de mi cuenta corriente de Bancolombia (Cúcuta).  Hice mil reclamaciones a todos: Grupo Bancolombia, Defensor del Cliente… Al verme completamente perdida solicité ayuda de un abogado y se presentó ante la Fiscalía la respectiva denuncia, pero hasta el momento no he recibido respuesta… Jackeline Cañizares Pacheco, Cúcuta.

Dio en el clavo de la situación: los bancos se hinchan el pecho cuando tienen que fanfarronear por los billones de ganancias, pero son los primeros en hacerse los de la vista gorda delante de los desfalcos que le pasan al usuario en manos de la inseguridad que ellos están obligados a resolver  Ozcvrvm (correo a El Espectador).

Buena columna sobre un tema de «misterio» donde todo el fraude se hace con absoluta precisión y las grabaciones solo muestran al cliente como único «sospechoso» claro, sin serlo. Indoamericano (correo a El Espectador).

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