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El juego de las ideas

sábado, 15 de octubre de 2011

Por: Gustavo Páez Escobar

El doctor Henry González Meza, profesional joven y recién iniciado en la política, ha dado ejemplo de va­lentía al pensar por sí solo. Esto de pensar por uno mismo no es la característica común, ya que la mayoría lo hace con cabeza ajena. Las corporaciones públicas, sobre las que tanta responsabilidad recae y tantos errores cometen, son islotes donde suele imponerse la voluntad de unos pocos, porque a los demás parece que les sobrara la cabeza.

González Meza asumió, por creerlo ajustado a sus convicciones, el sagrado derecho de disentir, en momento capital para el Concejo que acaba de   instalarse. No fue la suya una actitud rebelde, si a las urnas llegó exhibiendo los mismos propósitos que ahora puso en práctica al votar por los cuadros directivos de la entidad.

Se apartó del consenso de sus socios cuando éstos to­maron otro camino. Se  mantuvo firme, y así fue leal ante la opinión pública. Es ponderable su decisión por llevar implícito un acto de coraje en mo­mentos en que otros se desviaban y trataban de presio­narlo, y por demostrar además un criterio firme, lo que no es de frecuente ocurrencia en la política. Ha tenido una presentación digna en la carrera que se propone adelantar, y de hecho ya la ini­ció con carácter.

No es el carácter un distintivo de los tiempos actuales. Quienes poseen esa etiqueta, sobresalen en cualquier grupo humano, atraen interés y conquistan respeto y entusiasmo de la sociedad. La gente se despersonaliza con facilidad y teme comprometerse. Muchos llegan a los organismos públicos como en manada, con ánimo acobardado y el voto comprometido. Lo que se requiere en las democracias es presentar diferentes puntos de vista para que los debates tengan amplios elementos de juicio para obtener mejores resultados.

No sólo es conveniente la controversia, sino necesaria. Cuando se encuentra tanta coincidencia, tanta unanimidad, es porque no ha existido debate. El Concejo de la ciudad es ante todo, o debe serlo, un cuerpo pensante y con suficiente capacidad de raciocinio. Se echan de menos ideas brillantes y también ideas controversiales. Falta valor para defender las causas justas y sobra conformismo para aceptarlo todo. La suerte de la comunidad debe debatirse con argumentos de peso para que las decisiones salgan depuradas y no sean consecuencia de la improvisación o el acatamiento servil.

La actitud de González Meza es llamativa para una ciudad en crisis que se ha acostumbrado a posturas fáciles y por lo general ligeras. El nuevo concejal ha despertado interés en la opinión pública. De aquí en adelante podría cumplir un gran papel en la vida regional. De él depende proyectarse o disminuirse. Su conducta invita a otros a ser independientes y desempeñarse con personalidad,  Si en algunos casos se necesita de equipo para sacar adelante programas de beneficio general, en otros es necesario asumir la oposición cuando la lógica indica que hay mejores alternativas para el servicio a la ciudad.

La Patria, Manizales, 14-XI-1980.

 

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