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La cibernetización

martes, 4 de octubre de 2011

Por: Gustavo Páez Escobar

Con este título acaba de editarse un interesante libro del doctor Alberto León Betancourt, presidente del Banco Popular. Se trata de un ensayo escrito en inglés, en 1965, y ahora traducido al castellano. En aquella época el autor adelantaba unas investigaciones en los Estados Unidos sobre la interacción del hombre-máquina. Sus en­foques de doce anos atrás, escritos dentro del ámbito norteamericano, adquieren actualidad en el medio nuestro que no está distante de experimentar, como viene ocurriendo, la influencia de lo que él llama la cibernetización.

Muchas de las palabras que emplea el trabajo no son castizas, y así lo advierte el autor, por haber sido extraídas como adaptaciones de otras de origen inglés, tampoco castizas en su idioma, pero en uno y otro caso expresan un lenguaje certero. Me viene a la mente, a propósito,  una de las recomendaciones que hace León Daudí en su Prontuario del lenguaje y estilo (Ediciones Zeus, España, 1963) cuando aconseja al escritor no esclavizarse demasiado al diccionario, que siempre vivirá con incorrecciones, para ser capaz de crear nuevos vocablos que traduzcan con propiedad el habla popular y que por eso mismo terminarán ingresando a los registros académicos.

El autor del libro que comento, con indudable dominio sobre un tema que él abarca con suficiencia, nos coloca, con gran poder de claridad y síntesis, en el mundo de la automatización y los computadores,  fiebre actual y también reto para el propio mundo. La cibernética, de donde hace desprender la cibernetización, es tema del momento que ubica al hombre frente al monstruo de la era automatizada.

Estamos en el vigor del hombre-máquina, fórmula de impredecibles consecuencias que no se sabe si a la larga será un adelanto o un lastre para el planeta, sobre todo en materia social. Se funden y se identifican en la cibernética las conexiones nerviosas del animal y las transmisiones eléctricas de las modernas procesadoras que ya no solo hablan sino también piensan.

«Existen –dice el doctor León Betancourt– todas las razones para creer que dentro de las próximas dos décadas habrá máquinas, por fuera de los laboratorios, capaces de realizar un trabajo pensante original, ciertamente tan bueno como el que pueda esperarse de gentes de nivel medio que estén en capacidad de usar sus mentes».

Reto impresionante para este mundo con desempleo y hambre que en razón de su propia creciente superpoblación tiene que acudir a los computadores para acelerar y tecnificar el desarrollo, sacrificando al hombre. Aunque, a renglón seguido, apunta el autor: «El hombre, que ha construido la máquina, será siempre mucho más inteligente y mucho más capaz que ella».

La cibernetización implica grandes problemas para la humanidad. El mayor de ellos, el desempleo que se produce como consecuencia de los modernos mecanismos que desplazan, con mayor eficiencia, al hombre, que es irónicamente el autor del descubrimiento. Baste este dato tomado de los Estados Unidos: en la industria automotriz el número de trabajadores descendió de 746.000 en el auge de 1955, a 614.000 en noviembre de 1960. ¿Qué términos de comparación existirán en el momento, cuando la máquina está en su apogeo?

Pero, por otra parte, la automatización es una necesidad de la época. Sin ella, el mundo habría expirado por impotencia al no contar con computadores para controlar el tránsito, investigar mercados, procesar prolijos guarismos, liquidar impuestos y hasta fabricar programas sociales. Las nuevas generaciones, nacidas bajo el signo de la cibernetización, tienen en sus manos el timonel del mundo. No se sabe si, para sostener el equilibrio del planeta, en el futuro haya que resolver la superpoblación con una conflagración mundial que destruya la sociedad tecnológica, que hoy se levanta como un progreso y un peligro, ambas cosas a la vez.

Este libro del doctor Alberto León Betancourt despierta grandes interrogantes.  Es un trabajo de profunda meditación que habrá de crear inquietudes entre los científicos, los sociólogos, los estudiosos de cualquier área y, en general, entre el lector raso. Todos, querámoslo o no, alguna compostura llevamos del hombre-máquina.

La Patria, Manizales, 17-XII-1977.

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Carta del autor de la obra:

Después de haber dictado la carta que te envié hace algunos días acusando recibo de tu excelente libro encontré en mi oficina copia del artículo que escribiste titulado La cibernetización. Agradezco, de la manera más sincera, tus comentarios y conceptos. Los conceptos me merecen el mayor respeto porque de la lectura de un texto eminentemente científico tú has sabido captar el mensaje que en ese texto se quiso plasmar.  Alberto León Betancourt, presidente del Banco Popular, Cali.

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