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Economía subterránea (2)

sábado, 8 de octubre de 2011

Por: Gustavo Páez Escobar

El Congreso Nacional de Economis­tas que deliberó durante tres días en la ciudad de Armenia acometió el estudio de importantes temas nacionales, como este de la economía subterránea, del cual es autor el doc­tor Roberto Junguito Bonett, cuya segunda parte continuamos hoy.

La economía ilegal incide en las decisiones de las autoridades monetarias sobre el otor­gamiento de crédito de la banca co­mercial. En efecto, de los recursos de esa economía que se captan por la balanza cambiaría del país y se mo­netizan en la banca central, «ha habi­do, indudablemente, un volumen sus­tancial que ha ingresado al país y se ha destinado, por vía directa o indirecta, a nutrir el mercado institucio­nal de ahorro y el mercado negro de capitales».

El concepto de «vía directa» comprende la inversión de recursos por parte de los importadores de capi­tales y los exportadores o intermedia­rios mayoristas colombianos, quienes en el campo de los estupefacientes se apropian del mayor margen de uti­lidad (se estima en cerca del 50% del ingreso bruto percibido por los colombianos el que reciben estos in­dividuos).

En el concepto de «vía indirec­ta» están tanto los ahorros canaliza­dos por aquellos en su condición de productores o trabajadores de dicho comercio, como los recursos de los representantes de las autoridades oficiales encargados de controlar el tráfico de drogas, quienes en concep­to de la Embajada de los Estados Uni­dos reciben una proporción importan­te sobre la salida ilegal de la droga.

Esta avalancha de divisas conver­tidas a pesos y orientadas al gasto y a los mercados de capitales indujo durante los últimos años a las autori­dades monetarias a restringir otras fuentes de emisión y controlar el crédito institucional. «El argumento explícito de las autoridades moneta­rias fue siempre la necesidad de con­trarrestar la monetización de divi­sas, sin reconocer el papel de la eco­nomía subterránea».

El doctor Junguito considera que la economía subterránea fue, junto con el café, factor responsable de los severos controles a la actividad credi­ticia. Y sostiene que los recursos ex­ternos de la economía clandestina sustituyeron los recursos internos ins­titucionales, que de otra manera hu­bieran tenido que ser emitidos y ca­nalizados por el sistema financiero tradicional para mantener la activi­dad económica nacional.

Afirmación preocupante para el país es la referente al atractivo que ofrecen nuestras tasas de rendi­miento interno frente al mercado in­ternacional, como señuelo para el in­greso de capitales internacionales por el mercado negro. «El mercado inter­no colombiano, subraya el ponente, tanto institucional como extrabancario, fue durante la segunda parte de los setenta mucho más atractivo que el internacional».

Existe una causalidad de la economía subterránea y la eco­nomía monetaria del país. Son dos corrientes que se encuentran y siguen cogidas de la mano, como podría decirse en lenguaje expresivo.

Puede llegarse a la conclusión de que la política oficial, deliberada o implícita, fue la de apropiarse de las divisas provenientes de la economía ilegal como parte de las reservas en el Emisor, evitando así la fuga de ca­pitales y aprovechando tales recur­sos como fuente de ahorro, canaliza­do este tanto por el mercado institu­cional como por el mercado extrabancario de capitales.

Hasta aquí la incidencia de la eco­nomía subterránea de origen externo, es decir, las divisas provenientes de la «balanza negra cambiaria». ¿Y qué sucede con el papel de esas divisas, convertidas a pesos, en el mercado nacional? En Colombia, responde el autor del estudio, el mercado extra­bancario de capitales se ha visto fortalecido, del lado de la oferta; al re­sultar insuficientes los recursos de la economía externa ilegal, el ahorro interno se ha visto estimulado por el atractivo de las tasas de interés y la evasión tributaria. Se hace én­fasis, de nuevo, en el auge que tie­nen las tasas de interés del mercado extrabancario, superiores a las de otros países, y empujadas por las tasas del mercado institucional, igualmente altas.

En el campo fiscal debe tener­se en cuenta que los capitales e ingre­sos evadidos del control tributario constituyen una base de la economía subterránea. Además, «la carga fis­cal en Colombia, y no propiamente por ausencia de impuestos o por tarifas bajas, ha sido tradicionalmente muy baja, fenómeno puntualiza­do, entre otros, por el Informe Musgrave desde hace ya una década».

¿La reforma fiscal de 1974 atacó la evasión fiscal? Contesta el doctor Junguito que en un estudio reciente que adelantó con el doctor Guillermo Perry hay la evidencia de que el pro­blema de evasión continúa vigente e inclusive que se ha acentuado. ¿Quié­nes pagan entonces impuestos en Co­lombia?, preguntaría el periodista. Las clases trabajadoras, sobre todo, y más exactamente, los pobres. Si los ricos tributaran en la misma proporción que lo hacen los pobres, habría real justicia social.

Comentarios finales

Este estudio del doctor Junguito analiza la interrelación existente en Colombia entre la economía subte­rránea y la política monetaria. Bien vistos los distintos aspectos del pro­blema, el impacto de la política mo­netaria ejerce un incentivo hacia la clandestinidad.

De la monetización de reservas in­ternacionales, que ha sido el principal y casi exclusivo factor expansionario en los últimos cinco años, una al­tísima proporción de las divisas proviene de los estupefacientes y, en me­nor grado, del contrabando de expor­taciones de productos tradicionales (café, ganado, cemento, etc.). El mercado ilegal, en consecuencia, pesa fuertemente en la balanza cam­biaria.

A raíz de los controles monetarios ha crecido el mercado extrabancario, o mercado negro, alimentado por las tasas jugosas. En el lado fiscal se presenta una significativa evasión que da lugar al gran volumen de capi­tales y recursos no registrados y es­condidos en la penumbra.

La estrategia del manejo moneta­rio acaba de ser modificada por el Gobierno al relajar los controles al crédito mediante la eliminación del encaje marginal, la reducción de en­cajes a las corporaciones financieras y la liberación de las tasas de interés de los depósitos a término. ¿Qué implicaciones puede tener esta nueva estrategia sobre la economía subte­rránea y, en general, sobre los propó­sitos gubernamentales?

Busca, a primera vista, estimular la actividad económica y la inversión pública, devolviendo al sector finan­ciero un mayor papel y contrarrestan­do el mercado extrabancario. Ello implica un golpe a la economía sub­terránea.

«Pero, finaliza el informe, de las medidas adoptadas no se deduce que se vaya a dar un desestímulo a la economía subterránea de origen externo que se filtra al mercado de capitales». Y agrega que «estrategias dirigidas a eliminar el fenómeno, especialmente de exportación de droga, por medios policivos, sólo repercutirían en elevar los precios e ingresos de divisas…»

Es un estudio serio y profundo so­bre el que deberán meditar las auto­ridades.

La Patria, Manizales, 21-III-1980.
El Espectador, Bogotá, 23-IV-1980.

 

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