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La ciencia del comercio

lunes, 17 de octubre de 2011

Por: Gustavo Páez Escobar

No puedo desatender la amable solicitud que me hace el doctor Ro­drigo Estrada, director de Fenalco de Armenia, para que escriba unas palabras con destino a una publicación que prepara la enti­dad.

Aunque ya distante de Armenia, me siento sin embargo ligado a su proceso histórico, no sólo por mis quince años de permanencia en ella sino por las raíces sentimen­tales que me unen a la pujante ciu­dad del futuro que muchas veces destaqué en mis escritos.

Tratándose de una publica­ción de Fenalco, bien está que for­mule en mi artículo algunas in­quietudes sobre el comercio lo­cal. Precisamente mi larga estadía allí y mi vinculación a una entidad bancaria me permiten una mejor visión sobre este frente.

Admitamos que Ar­menia se ha desarrollado bastante comercialmente, pero no lo sufi­ciente para lograr, como lo conse­guirá, una categoría más estruc­tural. Hoy poco queda del villorrio de antaño, cuando la población se movía por ca­lles reducidas, y existe, por el contrario, la realidad de un centro dinámico y en permanente superación.

Cuando la gente se desplaza a Pereira en plan de compras es cuando nos preguntamos por qué nos gana la vecina competidora. Habría que comenzar por revisar las políticas de precios del comer­cio de Armenia. Otro punto cla­ve es el de los horarios. El comer­cio de Pereira atiende en jornada continua y se prolonga con ampli­tud más allá de las seis de la tar­de. El de Armenia cierra a las doce del día y a las seis de la tarde.

El comercio no pue­de progresar sin buenos locales, vendedores expertos,  hora­rios flexibles y precios atracti­vos. Conozco un al­macén de repuestos que en Arme­nia abre desde las siete de la ma­ñana y es atendido con gran amabilidad por su propio dueño. Co­mo a esa hora está sin compe­tencia, todos acuden a él.

El comercio es una ciencia. Y como ciencia hay que ejercitarlo. Si Armenia es una urbe progre­sista que todos los días se ve cre­cer, debe saber que en la magia del profesionalismo comercial reside uno de los secretos del futuro.

Comercio, Armenia, febrero de 1985.

 

 

 

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